51

9.1K 1K 80
                                    

51

Con la barbilla apoyada en su palma extendida, la mirada curiosa de Daehyun se posicionaba sobre las tarjetas de colores que la mujer frente a él alzaba sin rendirse. Detrás de la cabeza de la señorita Hanuel, había un cartel que decía: «Fonoaudiología». Seojun también estaba dentro de la habitación, aunque solo prestaba atención cuando Daehyun se movía.

Seojun y Hanuel esperaban que Dae leyese las palabras de las tarjetas y las pronunciase con esa lengua tan torpe y en desuso que solo parecía recordar la entonación y el movimiento del «no». Dae esperaba lo mismo que ellos dos, solo que no tenía claro si realmente lograse vencer el temor que se anidaba en su pecho y paralizaba su boca. Así que solo las leyó en su mente, sus dedos nerviosos toqueteaban sus labios que se contraían contra el otro.

Cuando la señorita Haneul guardó las tarjetas, sacó un cuaderno y se le tendió a Dae. A continuación le explicó que debía escribir la pronunciación de cada palabra que ella anotase en el pizarrón. Dae jugó con un lápiz haciéndolo girar entre sus dedos.

Gracias, fue la primera.

Dae dudó unos instantes. Escribió con algo de duda, recordando los labios bonitos de Sungguk diciéndole gracias esa misma mañana cuando le llevó un vaso con agua. Sin embargo, en la primera línea de esa hoja blanca, el chico no colocó la pronunciación de gracias. Dae escribió un nombre, ese que no podía quitarse de la cabeza e intentaba pronunciar una y otra vez en su mente.

Jong Sungguk.

Dae, en ese momento, lo único que quería hacer era poder decir su nombre.

Pero solo no podía.

Seojun siguió con atención el movimiento del lápiz, y cuando Dae terminó la «k», guardó su celular en el bolsillo y se colocó de pie. La cabeza de Dae se mantuvo ladeada en desconcierto mientras oía a Seojun pedirle el plumón a la señorita Hanuel. Comenzó a escribir. Entonces, se apartó hacia un costado y señaló esas dos palabras al leerlas:

Jong Sungguk.

Jong Sungguk, quiso escribir Dae en su cuaderno, el lápiz parecía flotar sobre la hoja casi en blanco. Dudando, su lengua se despegó del paladar para pronunciar la primera sílaba, entonces se detuvo.

—Estabas a punto de decirlo, Daehyun —dijo Seojun.

Dae cerró sus párpados con fuerza y negó, su garganta tragó con dificultad.

—Solo son dos palabras —escuchó que Seojun insistía—. ¿No te gustaría llamarlo alguna vez por su nombre?

Daehyun tomó una bocanada de aire y abrió los ojos con timidez. Jugando con su flequillo, asintiendo despacito. Por supuesto que Dae quería hablar con Sungguk, claro que le gustaría pronunciar su nombre y ver su reacción, sentir una caricia en su cabello mientras Sungguk le sonreía y le decía que era bonito.

Por eso abrió la boca. Su lengua se movió con torpeza y de forma pastosa al decir solo la primera sílaba que patinó entre sus labios. Luego guardó silencio, la señorita Hanuel de inmediato asintió y sonrió grande, dándole aliento y corrigiéndole con amabilidad.

—Ahora tú, Daehyun —le pidió.

Jugó con sus manos, mordiéndose de paso la lengua ante el nerviosismo y la idea enfermiza de que tal vez no debería estar hablando. Su abuela le había dicho que nunca más quería escucharlo.

Pero ella está muerta, se recordó observando a Seojun.

Ella ya no estaba ahí.

Seojun le había explicado a Daehyun que no tenía qué temer, que podía volver a hablar cuando quisiera.

Y Daehyun lo deseaba.

Así que lo hizo.

Jong —balbuceó Dae con complicaciones— Sung-Guk.

Y tomó una inspiración profunda. Su nuca quedó sudorosa por el esfuerzo y su respiración agitada y jadeante. A pesar de eso, Seojun se veía tranquilo:

—Podríamos mostrarle a Sungguk tus avances —lo alentó Seojun—. ¿Te gustaría, Dae?

Un sentimiento cálido y poderoso creció en el centro del pecho de Daehyun. Sí, él quería que Sungguk lo escuchase hablar.

Con la mirada de Seojun en él, Dae se apuntó el pecho con el dedo índice y después se acarició el mismo lugar con la palma extendida.

Yo quiero, señaló en lengua de señas.

Solo que Dae nunca se imaginó que terminaría pronunciando aquel nombre mientras lloraba de rodillas en el mismo altillo donde perdió la voz.

Solo que Dae nunca se imaginó que terminaría pronunciando aquel nombre mientras lloraba de rodillas en el mismo altillo donde perdió la voz

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Still with you/me (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora