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Moon Daehyun había dormido con su abuela en muchas ocasiones; ocasiones que fueron más típicas y menos ocasionales en su niñez, y luego ocasiones que se volvieron más ocasiones extrañas que normales al crecer, porque con el tiempo únicamente le empezó a pedir que durmiesen juntos cuando se sentía mal, cuando habían peleado y él no dejaba de llorar, cuando se sentía desesperado y le llegaba la idea detestable que sería libre si ella moría.
Después en el hospital se acostumbró a despertar y dormir viendo a Minki en la otra cama. Le tranquilizaba comprender que no estaba solo y que existía una persona que no era su abuela que se encontraba al alcance de su mano.
Por eso no estaba en los planes de Daehyun dormir con Sungguk, porque quería verse como un chico de diecinueve años. Y los chicos de su edad no le pedían a otros dormir juntos. Y si él no dejaba de comportarse como un niño, Sungguk se decepcionaría de él. Y Dae no quería decepcionar a Sungguk, quería gustarle para ser besado. Por eso dijo sí cuando Sungguk le preguntó si quería que cerrase la puerta, a pesar de que no soportaba la idea de quedarse encerrado otra vez.
Sin embargo, cuando Sungguk le preguntó si quería dormir con él, Dae recordó todas las veces que se acurrucó al costado de su abuela mientras leía palabras de amor en sus labios arrugados. Y por eso le dijo que sí a pesar de que se prometió ser grande y valiente. Ya podría ser un chico de diecinueve años al otro día, porque tener a Sungguk a su lado se sentía bien.
Se sentía lindo.
Bonito.
Le gustaba sentirse así.
Pero entonces se despertó abrazándolo, con la nariz contra su cuello, sintiendo el olor y el calor que emanaba su piel, que era tan similar al de su abuela y a la vez tan diferente. Más salado, más caluroso, más poderoso.
Su corazón se aceleró, la tirantez en su estómago aumentando hasta volverse ciertamente dolorosa.
Y de pronto lo notó.
No, no, no, por favor ahora no.
No le había ocurrido demasiadas veces, aunque sí las suficientes para sentir pánico. Gimió bajito al intentar apartarse y su erección rozó contra la cadera de Sungguk. Cerró los ojos con más fuerza. Su respiración salió en jadeos al repetir el movimiento.
Dae sabía lo que eran las erecciones, lo había leído en sus libros de biología, aparecían en los hombres para embarazar a una mujer o un m-preg. Sin embargo, en los libros no hablaban de despertarse con erecciones o de tener alguna por sentirse calientito al lado de alguien al que se quería. No hablaban del deseo de ser tocado, ni de la necesidad casi enloquecida de frotarse. No, no hablaban nada de eso porque no era normal.
Sungguk era lo único que le quedaba y se iba a ir porque Dae era un monstruo, porque tenía erecciones cuando no debería. Él era un m-preg y, por su condición, no podían embarazar a nadie. Nada en Dae era correcto y funcional. Algo terriblemente mal ocurría con su cabeza y cuerpo, tan mal que nunca se atrevió a contárselo a su abuela por miedo a que descubriese otro defecto en él y dejase definitivamente de quererlo.
Pero Sungguk repetía una y otra vez que era normal, que él también se había despertado con una erección. ¿Una erección...?, pensó Dae con confusión. ¿Eso quería decir que Sungguk se estaba preparando para embarazarlo? ¿A él? ¿A Moon Daehyun?
Con la cabeza caída y la frente apoyada en la baldosa de la ducha, se fregó con fuerza pidiendo estar limpio y que, por favor, no le volviese a ocurrir algo así otra vez.
Él solo quería estar bien.
Solo quería ser normal.
Un poco normal.
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Still with you/me (Novela)
RomanceSe encuentra a la venta en librerías El oficial Jong Sungguk pensó que esa tarde de lluvia sería como cualquiera: otra inspección de rutina en un vecindario de clase media de la ciudad de Daegu, Corea del Sur. Nunca imaginó que dentro de una casa a...