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Daehyun se ubicaba entre las piernas de Sungguk mientras este jugaba con su cabello. Su cabeza se encontraba inclinada, pestañeaba con dificultad y no enfocaba demasiado bien. El décimo vaso de soju que Minki le había entregado para celebrar el año que llevaba viviendo en esa casa, se encontraba a un costado olvidado debido a su memoria confusa y borracha.

Los demás se entretenían jugando cartas, en tanto Dae intentaba comprender y recordar las reglas. Pero por alguna razón continuaba colocando mal las cartas, por lo que Sungguk tomó asiento detrás suyo para ayudarlo. Y en algún momento de la noche, Dae dormitó entre las piernas de Sungguk.

—Mañana su resaca será monumental —comentó Namsoo al ver al chico cabecear—. Recuerda acostarlo de lado. Y si puedes, hazle beber unos vasos de agua.

Sorbiendo los noodle del jajangmyeon, Seojun alzó las cejas.

—¿Eso es cierto o un mito urbano?

—Muy cierto —intervino Jaebyu—. Aunque ingresan más pacientes a Urgencias por drogas que por el alcohol, la inconciencia de las drogas es más fuerte.

—Dices eso porque no viste a Sungguk cuando cumplió los diecinueve años —se burló Seojun—, su hermana y yo tuvimos que arrastrarlo a casa de tanto que bebió. Me vomitó dos plantas. Sungguk puso los ojos en blanco. Comenzó a hacerle masajes en el cuello a Dae para despertarlo.

—Qué exagerado eres, hyung —protestó—. Te aviso que recuerdo todo.

—Solo porque eres mi cuñado, no te recordaré que te subiste a una mesa del restaurante y luego le vomitaste al guardia que intentaba bajarte —la carcajada de Seojun era muy aguda—. Ups, acabo de avergonzarte frente a Dae. Lo siento, pero no lo siento tanto.

Sungguk lo ignoró porque de Dae lanzó las cartas al suelo e intentó ponerse de pie con torpeza. Parecía una tortuga volteada mientras se arrastraba de rodillas. Después apoyó los codos en el reposabrazos del sofá para impulsarse. Sintiendo una mezcla de pena y ternura por él, Sungguk lo ayudó a levantarse. Dae alcanzó a dar dos pasos antes de chocar con el sofá de tres cuerpos.

—¿Adónde vas? —quiso saber Sungguk.

—Baño —contestó.

—¿Necesitas ayuda?

Dae el borracho no se tomó bien su ofrecimiento.

—Sungguk... —se quejó, después caminó con paso furioso hacia el baño. Antes de cerrar la puerta con fuerza, exclamó—. ¡Soy grande!

—Salvaje —bromeó Namsoo.

—Eso es porque Sungguk lo sigue sobreprotegiendo demasiado. No es el mismo Dae de hace un año —lo defendió Minki, quien se recostaba contra Jaebyu con expresión de dicha—. Ya te dijo que es grande, Sungguk. Claramente lo desperdiciarás como pasivo —se rio solo de su chiste, afirmándose el estómago y revolcándose a un costado de su novio—. Ay, soy tan gracioso.

—No lo eres —comentó Sungguk. Minki bufó y se sentó.

—Solo déjalo ir al baño solo.

—Me preocupo porque es la primera vez que se emborracha.

Minki lo apuntó con el dedo, solo que Sungguk estaba a unos veinte centímetros de esa posición.

—Tú también lo estás, ambos lo están —se fregó el rostro contra el hombro de Jaebyu—. Por cierto, ¿ustedes dos solo besitos?

—¿De nuevo andas con eso?

—Sí, ¿y qué?

—Déjalo estar, Minki —pidió Sungguk, acomodándose mejor en el asiento. La cabeza le pesaba y se le inclinaba hacia un lado. Él, efectivamente, también había bebido demasiado. Tal vez un poco más de lo normal porque se terminó gran parte de los vasos de Dae.

Still with you/me (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora