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Era la primera vez que su abuela dejaba solo a Dae desde que había perdido la audición. Encerrado en el ático enfrente del espejo, el chico observaba sus orejas intentando comprender por qué continuaban viéndose igual que antes, aunque ya no funcionaban de la misma manera. Ahora habitaba en un silencio eterno que solo era roto en contadas ocasiones.
Ocasiones como cuando pasaba la ambulancia, que teñía de rojo y azul la habitación de Dae, y escucha a lo lejos el sonido de su sirena; u otras ocasiones como cuando la televisión se desconfiguraba y se encendía a todo volumen, las voces llegando a Daehyun bajitas y algo distorsionadas como si estuviese sumergido bajo agua.
Esas ocasiones eran de poca frecuencia dentro de casa, donde Dae vivía su día en completo silencio. Pero aumentaban cuando salían con su abuela a tomar sol al patio y captaba el estruendo de un avión volando sobre su cabeza o de una música bajita proveniente de la casa vecina.
Regresando al recuerdo donde Dae se miraba frente al espejo, contemplando sus orejas, se preguntó que había mal en él mientras abría la boca y daba un grito agudo, tan agudo y potente que rompió el silencio de su cerebro.
Con la respiración exaltada, apoyó las manos en el vidrio. Daehyun se oía, él podía escuchar su propia voz. Volvió a gritar, esta vez más fuerte, el sonido retumbando dentro de él, oyéndose, escuchándose como no lo había hecho durante semanas.
Pero su abuela interrumpió en el ático con el rostro contraído por la rabia. Moviéndose con una agilidad que perdería con los años, se acercó a Dae y lo agarró por el brazo, estampándole un golpe en la boca que le rompió el labio y se atragantó con su propia sangre.
Asustado, porque su abuela jamás lo había golpeado, se protegió la cara con las manos. Retrocedió un paso y se tropezó con el espejo. Esperó un segundo golpe que nunca llegó.
Su abuela volvió a sacudirlo y le dijo algo que Dae no pudo entender. Al notar que continuaba temblando sin reaccionar, ella le apuntó la boca e hizo un gesto negativo, sus dedos enterrados en el brazo de Daehyun con tanta fuerza que dolía. Antes de que Dae pudiese reaccionar, su abuela lo dejó en el ático con su camiseta blanca manchada de gotitas rojas, su boca hinchada y sus pantalones mojados al orinarse del miedo.
Temblando, agarró el espejo y lo acomodó otra vez en su posición, su reflejo borroso por las lágrimas. Y Daehyun se preguntó qué sentido tenía tener voz si ni él mismo podía oírla. Qué sentido, se dijo conteniendo el llanto para que no fuese audible, tenía hablar sino podía escucharse.
Ningún sentido.
Entonces simplemente dejó de hacerlo.
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Still with you/me (Novela)
RomanceSe encuentra a la venta en librerías El oficial Jong Sungguk pensó que esa tarde de lluvia sería como cualquiera: otra inspección de rutina en un vecindario de clase media de la ciudad de Daegu, Corea del Sur. Nunca imaginó que dentro de una casa a...