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Sungguk había olvidado que esa misma tarde Minki y Jaebyu llegarían a la cabaña para pasar juntos lo que restaba de fin de semana. Cuando escuchó un automóvil estacionarse, se levantó de la cama de inmediato. Cerró la puerta de la habitación tras comprobar que Daehyun continuaba durmiendo. Al salir de la casa, Minki se le acercó moviendo los brazos con exageración.

—Con Jaebyu nos perdimos tres veces, ¿tanto te costaba enviarnos tu ubicación en tiempo real? —Minki calló al analizar que Sungguk estaba solo y que su expresión no era muy alegre—. ¿Pasó algo?

Instalados en la cocina, Sungguk terminó de contar lo ocurrido con Dae.

—¿Cómo se te pudo olvidar la carne en la camioneta? —cuestionó Minki—. Tu capacidad para hacer estupideces no tiene límites.

—Solo lo olvidó, querido —intervino Jaebyu.

Su novio bufó y abrió un paquete de obleas que estaba en la encimera.

—Pobre Daehyun —musitó Minki con aire perdido—. ¿Esto significará que se volverá vegetariano?

Al recibir una mirada molesta de Sungguk y de Jaebyu, Minki se devoró un par de galletas como si fuese un castor royendo un tronco. Todavía con las mejillas infladas, habló:

—Lo siento, lo siento, saben que digo estupideces cuando me pongo nervioso. Pero en el fondo soy una gran persona, lo juro.

Jaebyu suspiró.

—Muy en el fondo.

—¡Jaebyu! —se quejó Minki—. ¡Se supone que me amas!

Su novio se rio al besarle la sien.

La cocina había tomado una tonalidad naranja ante la puesta del sol cuando Sungguk escuchó que se abría una puerta. Mandó a callar a la pareja. A los segundos, unos pasos tímidos se acercaron por el pasillo hasta que un chico, con el cabello revuelto y los ojos hinchados de tanto llorar, apareció en la cocina.

—Hola, pequeño —lo saludó Sungguk.

Daehyun caminó hacia ellos todavía medio dormido. Sungguk lo abrazó por la cintura cuando estuvo a su alcance.

—¿Mejor? —preguntó con suavidad.

El chico asintió contra su cuello, devolviéndole el abrazo.

Todavía afirmado a Sungguk, se volteó hacia los invitados.

—Traje un pastel para Sungguk —informó Minki con rapidez— y velas.

Como Daehyun no dijo ni una palabra, Minki comenzó a ponerse nervioso, su mirada claramente significaba un «ayúdenme, digan algo, lo que sea».

—Seojun nos contó que no pudiste terminar el pastel —habló Jaebyu luego de ser golpeado por Minki.

—No —susurró Dae sin mucho ánimo.

Ahora fue Jaebyu quien instó a que Minki siguiese.

—¿Y eso que querías probar con Sungguk, Dae? —preguntó Minki.

—Lo siento, lo mordí.

—¿Lo mordiste? —preguntó Jaebyu sin entender.

—Te dije que con los dientes no —lo reprendió Minki con expresión adolorida.

—Me provocó.

—Pero, Dae...

—Solo fue un poquito.

Jaebyu por fin entendió, porque le dirigió una mirada compasiva a Sungguk a la vez que soltaba un «aunch» poco audible.

Notando que Dae estaba recuperando su buen humor, Minki aprovechó de secuestrarlo y llevárselo de regreso al cuarto. A los pocos segundos, el aire de tristeza se rompió gracias a la charla incesante de Minki y a la risa suave y todavía temblorosa de Daehyun.

Still with you/me (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora