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Daehyun tenía el cabello mojado cayéndole por el rostro tras la ducha caliente. El vapor aún se desprendía de su piel sonrojada. En su rostro la sonrisa no abandonaba sus labios.
El doctor Lee, ubicado a unos pasos tras su computadora, configuraba otro audífono asegurándoles a todos los presentes que ese dispositivo era lo último en el mercado; resistente al agua y suciedad, por lo que Dae solo tendría que quitárselo para asearse la oreja.
Sungguk, en tanto, permanecía sentado en la cama de Daehyun hablando con Minki. Su padre y Seojun se encontraban fuera. Seojun estaba siendo reprendido por Namsoo y Jaebyu al permitir que un paciente, en un estado como el de Daehyun, saliese a mojarse en pantuflas de algodón. Sungguk ya había recibido una reprimenda personalizada, aunque con menos consecuencias, tal vez con una que otra restricción para visitar a Daehyun y que a la larga Sungguk sabría evitar.
Cuando Minki vio a Daehyun agarrar una toalla seca y empezar a fregar su melena contra ella, dijo:
—Me parece el ser más hermoso de la vida.
Sungguk creía lo mismo, aunque le costaba aceptarlo. Daehyun era un niño. Se veía como un mayor de edad, pero sus pensamientos, sentimientos y comportamientos distaban de serlo. Y eso era lo que le ocasionaba un conflicto moral.
Minki se movió en la cama para hacerle señas a Daehyun. El chico había dejado la toalla en el suelo, quedando todavía con el cabello húmedo.
—Ven, tráeme la toalla —le pidió Minki.
Extrañado, Dae la agarró otra vez y se la tendió. Tomó asiento en la camilla de su compañero. Minki comenzó a secarle la melena. Sungguk notó que Daehyun se sonrojaba y comenzaba a jugar con sus manos.
—Creo que estás traspasando la línea de la intimidad —comentó Sungguk, contemplando la escena que se le antojaba tristemente paternal.
—¿Celoso? —se burló Minki.
Sungguk soltó lo primero que le pasó por la cabeza.
—Es un niño.
—Tiene diecinueve años, los cumplió el 30 de diciembre, él me contó —informó Minki, sin dejar de secarle la cabeza a Daehyun.
—Soy muy grande para él —insistió.
—Tienes veintiuno, ¿desde cuándo dos años es una diferencia de edad importante?
—No son dos años cuando no piensa como alguien de su edad.
Minki frunció el ceño deteniendo el movimiento. Daehyun alzó la barbilla para comprobar lo que ocurría. Minki le sonrió, y de manera disimulada, le cubrió la cara con la toalla para que no leyese sus labios.
—No es un niño —corrigió Minki con voz firme—. Es inocente y esa inocencia no nace por una incapacidad que le impide madurar. Nace por la inexperiencia. Es así porque estuvo aislado, no por otras razones, así que quítate de la cabeza eso.
Sungguk se encogió de hombros, de pronto sintiendo un vacío en el estómago al que no pudo darle nombre.
—Sigue pensando como un niño, por ahora.
—Por ahora —afirmó Minki—. Solo por ahora.
Sungguk no quiso responderle a su amigo porque el doctor Lee continuaba en la sala y no quería que su padre se enterara de esa conversación. Ya no confiaba en él. Sehun fue todo para Sungguk durante años: su seguridad, su héroe y su familia. Y en cuestión de días, dos de tres se habían desplomado en el suelo; la tercera, pendía en un hilo porque, ¿podía seguir tratando como familia a alguien en que no confiaba? Estaba triste y decepcionado, con ganas de recoger los pedazos de corazón que le quedaban intactos para pegarlos con cinta, ya luego se preocuparía cómo haría de un corazón roto uno funcional.
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Still with you/me (Novela)
RomanceSe encuentra a la venta en librerías El oficial Jong Sungguk pensó que esa tarde de lluvia sería como cualquiera: otra inspección de rutina en un vecindario de clase media de la ciudad de Daegu, Corea del Sur. Nunca imaginó que dentro de una casa a...