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La vida de Minho consistió en una constante espera: para escapar de los laboratorios, para que finalizasen los nueve meses de embarazo, para amar a un hijo que nunca quiso y para sacar a Dae de esa casa. En eso estaba ahora, aguardando que la puerta de Moon Sunhee se abriera.

Pero Minho estaba acostumbrado a eso. Por eso, lo esperó una hora, dos.

Un día, dos.

De pronto, una semana y la puerta continuaba tan cerrada como el día que Minho abandonó la casa dejando a Moon Daehyun durmiendo en el ático.

Al octavo día, su celular desechable anunció una llamada entrante. Al contestar, escuchó la voz siempre tranquila de Sehun.

—Logré contactarme con Eunjin —recordó rápidamente que era el oficial de policía que ayudaba a Sehun de vez en cuando—. Nos va a ayudar.

Necesitaban unas manos extras porque algo había ocurrido y por alguna razón Daehyun continuaba encerrado en casa de Lara.

¿Sería por miedo? Minho nunca olvidaría la mirada desequilibrada de Daehyun mientras lloraba aferrado al cuerpo de Sunhee.

—Hay un accidente al otro lado de la ciudad —continuó Sehun—. Eunjin dejó libre la patrulla de Sungguk.

Minho se mordió el dedo hasta que sintió el sabor metálico en la boca.

—Si aceptas —siguió Sehun con mucho cuidado—, Sungguk podría venir a inspeccionar la casa.

La mirada de Minho se clavó otra vez en la ventana del tercer piso. Recordó la expresión feliz de Daehyun jugando con Sungguk.

—Dae lo conoce —se escuchó aceptando.

—También le solicité a Eunjin que eligiese al esposo de Suni como psicólogo.

Suni, la hija mayor de Sehun. Suni, quien era la única persona aparte de Sehun que sabía de la existencia de Minho porque, al contrario de Sungguk, nunca olvidó a Minho.

—Le avisaré a Eunjin que envíe a Sungguk, pero para eso necesita que alguien llame a la central reportando un problema en el vecindario. Necesita una excusa para que venga.

Se volvió a morder una uña, repleto de ansiedad. Entonces, captó el indudable olor a muerte y descomposición que se sentía desde el día anterior.

—Yo me encargo de eso —dijo.

A los minutos, Minho habló con la vecina curiosa de Lara.

—Hace días que hay un olor terrible, ¿no lo crees?

Hizo también una llamada anónima a un canal de televisión.

Mientras se estacionaba un coche de policías frente a la casa y se bajaba Jong Sungguk con un chico rubio, Minho hizo la última llamada a Suni. Ese era el único cabo suelto que quedaba porque, si se descubría que Sunhee no era la madre biológica de Minho, terminarían encontrando las placas dentales adulteradas del cuerpo calcinado en el cementerio.

Y todos sabrían que Moon Minho nunca murió. Por eso tuvo que llamarla.

—Suni, necesito un favor tuyo.

Dos horas después, Sungguk cargaba un bulto plateado. Era Daehyun.

Y Minho ya no tuvo que esperar mucho más.

Y Minho ya no tuvo que esperar mucho más

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Still with you/me (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora