28
Era la segunda vez que Moon Minho cargaba en brazos a Daehyun. Y así como en la primera ocasión, cuando se lo entregaron ensangrentado y llorando como si quisiese anunciarle al mundo entero que estaba ahí, experimentó el mismo ataque de pánico. Las largas pestañas del bebé cubrían gran parte de sus ojos y sus labios armaban el mismo puchero que no desaparecería con los años.
Sehun debió notar que algo le ocurría a Minho y le quitó a Daehyun de los brazos.
—Respira hondo, Minho —le recordó.
Lo intentó, pero eso era algo que Minho no hacía bien desde que se lo llevaron en una camioneta blanca. Cerró los ojos con un cosquilleo constante en la nuca. Sudaba frío al apoyar la frente contra la mesa, la bilis le picaba por la garganta.
—Lo estabas haciendo bien —Sehun le acarició la espalda y le apartó los mechones que se pegaban en su frente—. ¿Qué ocurrió?
La vida, eso era el principal problema de Minho. No pudo hablar, se dedicó a apoyar la frente en la mesa. Observó a Sehun alejarse con el bebé en brazos.
Nunca debí tenerlo, pensó al escuchar que Daehyun comenzaba a llorar, yo no sé quererlo. Su llanto solo lo ponía nervioso e intranquilo, por eso Minho quería que dejase de llorar para que él también pudiese dejar de hacerlo.
—Lara ya vendrá por él —dijo Sehun cuando Minho se recostó en la mesa intentando cubrirse los oídos—. Sabes que hoy no podía tenerlo en su casa.
Ese día las amigas de Lara iban a visitarla y sería imposible amortiguar los llantos de un bebé si Daehyun se despertaba intranquilo. Y si Minho quería que Daehyun siguiese escondido para que nadie se lo llevara, entonces tenía que aguantar unas horas más.
Solo unas horas.
Porque Minho lo quería tanto. Y a la vez no.
Por eso, cerró los ojos unos instantes e intentó luchar contra sus pensamientos, de a poco logrando quitar las manos de sus orejas. Desorientado ante el silencio, observó a Sehun acercar a Daehyun al rostro siempre curioso de Sungguk.
—Él es Moon Daehyun, Sungguk —escuchó que le explicaba.
Sungguk se limitó a mirar la carita regordeta de Daehyun.
—Dae es un amigo, Sungguk, y debes cuidarlo como lo haces con Minho, ¿está bien?
—Y quererlo —agregó Minho, su voz sonaba ronca y difusa en sus oídos—. Quererlo mucho.
La mirada de Sehun fue hacia Minho unos segundos y después regresó a su hijo.
—Sungguk nunca podrá querer a Daehyun si continúa escondido en una casa, ¿no crees, Minho?
Minho no pudo responderle. Sungguk se había inclinado hacia el rostro dormido de Daehyun y olfateaba su cabeza conquistada por motas de cabello claro. Su expresión se contrajo cuando un pelo le rozó la nariz y entonces estornudó. Daehyun se despertó con el estruendo, su boquita se frunció y comenzó a llorar, lo que hizo que Sungguk también se asustara.
Minho agarró a Sungguk cuando el niño corrió hacia él con torpeza. Estuvo abrazando a Sungguk lo que parecieron años. Al sentarlo sobre sus piernas, Minho se secó el rostro con las mangas de la chaqueta.
—¿Mejor? —preguntó Sehun.
Su mirada cambió del doctor a Daehyun, quien ya se había dormido nuevamente.
—Mejor —mintió Minho.
Mientras abrazaba a Sungguk su mirada continuó posada en Daehyun.
Si yo no puedo amarlo, pensó Minho aferrándose con un poco más de desesperación a Sungguk, ¿puedes quererlo tú?
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Still with you/me (Novela)
RomanceSe encuentra a la venta en librerías El oficial Jong Sungguk pensó que esa tarde de lluvia sería como cualquiera: otra inspección de rutina en un vecindario de clase media de la ciudad de Daegu, Corea del Sur. Nunca imaginó que dentro de una casa a...