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Febrero llegó demasiado rápido.

Como Sungguk y Minki habían vuelto a perder, también les tocaría celebrar el inicio del Año Lunar en la comisaría. La pareja de amigos fue a dejar a Daehyun al aeropuerto antes de comenzar el turno. Iban con el uniforme de policía, por lo que la gente los evitaba de camino a los controles de internación para los vuelos nacionales. Cerca de las puertas automáticas, estaba Seojun con un gran grupo de personas; eran aproximadamente doce entre pacientes y tratantes, parecían estar solo esperándolos a ellos.

Al acercárseles, Sungguk sintió que la mano de Dae se estrechaba en la suya. Su palma estaba algo sudorosa a pesar del frío.

—No tengas miedo —le recordó Sungguk.

—Seojun dijo que era gente simpática —habló Dae con ansiedad—. Pero Dae no los conoce, ¿y si no son simpáticos como dijo Seojun y no me hablan?

—Estará Seojun —dijo Minki.

—Sí, pero...

—Yo soy tu amigo, ¿no?

Dae observó a Minki sin entender.

—Mmm, ¿sí?

Los pasos de Minki flaquearon.

—¡¿Dudaste?! —cuestionó ofendido. Sungguk se reía entre dientes.

—¿No? —debatió Dae.

—El punto —continuó Minki todavía con expresión dolida— es que si pudiste hacerte amigo contigo, ¿por qué no podrías conocer a otras personas?

Daehyun bajó la vista.

—Porque Dae habla raro y la gente se burlará.

—Todos ellos —dijo Sungguk deteniéndose para que Dae lo mirase— tienen problemas, al igual que tú.

—Sí, pero... yo no entiendo muchas veces a la gente.

—Yo tampoco lo hago —contó Sungguk—, cada persona es un mundo diferente. Y no está mal no entenderlos a todos, tampoco te frustres por no llevarte bien con todos. No somos perfectos para gustarle a cada persona.

—Pero —Dae jugaba con la punta de sus zapatos— ¿y si a nadie le gusta Dae?

—Me gustas a mí y también a Minki, ¿por qué piensas que no le gustarías al resto?

El chico intentó expresar sus pensamientos; no pudo y al final terminó encogiéndose de hombros. Sungguk no dijo nada y le pidió a Minki con la mirada que tampoco lo hiciese, algunas veces Dae solo necesitaba tiempo y paciencia.

—Yo no sé muchas cosas —confesó al fin.

—Dae, eres muy inteligente.

—Incluso más que Sungguk y yo —aceptó Minki con expresión solemne.

—Pero hay gente, Dae, que nunca te va a entender porque simplemente no quieren entenderte. Por eso, no puedes vivir ni basar tus decisiones esperando contentar a los demás.

Seojun se les había acercado y escuchado la última parte de la conversación, por lo que agregó con voz amable:

—Las decisiones que tomes en tu vida, Dae, solo deben hacerte feliz a ti. ¿Recuerdas lo que conversamos hace un tiempo?

Dae tardó unos segundos en responder.

—Que yo debo estar bien primero.

—Exactamente. Además —Seojun apuntó con disimulo el grupo que los esperaba y luego a sí mismo—, todos tenemos carencias. No seríamos personas si fuésemos perfectos. Es parte de la vida. Sungguk apretó la mano de Dae para captar su atención.

Solo bastó una mirada para que se entendiesen. Sungguk le entregó la almohada que Dae se había llevado para el viaje porque no podía dormir sin abrazar algo.

—Lo pasarás increíble —lo animó Minki.

Dae ocultó parte de su rostro tras el cojín. Asintió con debilidad y después le dio un beso suave a Sungguk en la mejilla. Sin más palabras, se marchó con Seojun. Lo último que vieron de Dae fue su mochila grande tras las puertas de vidrio de internación y su brazo levantado para despedirse de ellos.

Estaba madurando demasiado rápido.

Estaba madurando demasiado rápido

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Still with you/me (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora