30

113K 14K 12.1K
                                    

30

Nervioso, errático, confundido y ansioso, era así como se sentía Minho sentado en el comedor que por años fue su casa. Con los hombros curvados hacia adelante y moviendo la pierna de arriba abajo, observaba a su madre darle de comer a un Daehyun de tres años. El pequeño tenía las mejillas sucias por la comida, porque solo la mitad del contenido terminaba en su boca.

Mordiéndose las uñas hasta que se le hizo doloroso, Minho por fin habló:

—¿El próximo año irá a la guardería?

—¿A la guardería? —cuestionó su madre.

Su pierna seguía moviéndose como loca, así que Minho colocó su mano sobre su rodilla.

—Sí.

—¿Cómo a va a ir a una guardería, Minho?

Minho se pasó la mano por el cabello. Exudaba tanta ansiedad que juraba podía olerse.

—La ley ya fue aprobada —balbuceó, repitiendo las palabras que Sehun le dijo la tarde anterior.

«La ley ya fue aprobada, Minho. Dae no necesita seguir encerrado».

—Se aprobó la ley, pero los laboratorios continúan operando.

Se rascó la cicatriz en su antebrazo con tanto ímpetu que parecía querer abrírsela una vez más.

—Sí, pero...

—Tú fuiste el que quiso esto, hijo.

Se lamió los labios secos sin saber qué más agregar. Un torbellino de sentimientos giraba en su cabeza y le apretaban el pecho, no lo dejaban pensar con tranquilidad. No lo dejaban. Nunca.

—No quiero que esté solo —susurró con cuidado.

—Daehyun no está solo, me tiene a mí.

Hubo una pausa tan larga que su madre continuó alimentando a Daehyun, quien ahora reía porque había agarrado la cuchara y la comida había caído en su sillita plástica.

Minho sentía que no podía respirar.

—Quiero que conozca a Sungguk.

—¿Sungguk? —se interesó.

—El hijo del doctor Jong.

Jong Sehun, su amigo, quien siempre lo ayudaba. La única vez que no pudo hacerlo fue porque estaba en Busan. Ese día, nació Daehyun.

—¿Sehun es bueno contigo? —preguntó su madre con suavidad, su expresión parecía ablandarse. Su atención fue de la pierna nerviosa de Minho hasta su rostro ansioso.

—Sí, es mi amigo.

Una nueva pausa, su madre arregló la ropa de Daehyun.

—¿Es Sehun quien mete esas ideas en tu cabeza?

—Sehun dice que la ley es buena.

Su madre ahora acariciaba el cabello de Daehyun.

—¿Quieres que le pase lo mismo que te pasó a ti?

Minho quería llorar.

Pasos pequeños, recordó que Sehun le decía, mejor pasos pequeños y seguros que saltos enormes que terminarán en nada. Por eso, al final aceptó.

—Está bien —susurró.

A los minutos, Minho se encontraba fuera de la casa en la que vivió casi toda su vida. El viento helado le pegaba de frente removiendo su cabello fuera de su rostro. Había avanzado un par de cuadras cuando alguien lo sujetó del brazo de manera sorpresiva. Al girarse, se encontró con dos hombres.

Still with you/me (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora