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Sungguk lo había prometido, y era una promesa que no esperaba romper. Solo que nunca se imaginó que realmente tuviese que cumplirla cuando, en broma, Minki le solicitó ir por él a su departamento si un día no aparecía a trabajar. Y ese día había llegado. Sungguk habría deseado no tener que preocupar a Jaebyu, quien estaba por finalizar su interminable turno de enfermero, pero tuvo que hacerlo.

Mientras le marcaba a su número, estacionó fuera del edificio donde vivía Lee Minki. Todavía era muy temprano, por lo que estaban todas las luces de los departamentos apagadas, incluyendo la de Minki perteneciente al quinto piso.

Tras el sexto tono Jaebyu contestó:

—¿Sungguk?

—Jaebyu, lo siento por llamarte en turno.

Su voz de inmediato sonó preocupada y cansada.

—¿Qué sucede?

—Minki no fue a trabajar hoy.

Hubo una pausa, un ruido metálico de su lado de la línea.

—Hablé ayer con él como a las once de la noche, me dijo que se iba a dormir porque tenía turno.

—Lo sé, a mí también me dijo que vendría a trabajar. Y ya lo llamé, pero no contesta.

—Minki tiene el sueño ligero, debería haberte contestado.

—Lo sé, por eso... estoy fuera de su departamento.

Otro silencio que pareció eterno.

—¿Sungguk?

—¿Sí?

—Puedes romper la chapa del departamento si Minki no abre la puerta —con una voz ahogada, agregó—. Por favor.

—Pero ayer dejé a Minki con su hermano.

—Discutieron. Minki se sentía mal y su hermano llevó a unos amigos al departamento, así que lo echó. Minki está solo.

Sungguk se tocó el cuello con ansiedad.

—Te llamaré cuando sepa algo —dijo.

—Solo rompe la maldita puerta, Sungguk.

Tras eso, cortó.

Con la cabeza dándole vueltas por la preocupación, Sungguk sacó de inmediato sus herramientas en caso de tener que romper el cerrojo. Con una sensación de incredulidad por estar viviendo eso cuando fue una broma entre ellos hace semanas, se dirigió al edificio. Por suerte al conserje del turno nocturno lo conocía.

—Minki no responde —le contó al hombre—. Ayer estaba muy enfermo y ahora no contesta el teléfono. Tampoco llegó a trabajar, ¿usted sabe algo?

El conserje llamó al departamento por el citófono. Los dedos nerviosos de Sungguk tamborileaban sobre el mesón. Al verlo colgar por tercera vez y negar con decepción, volvió a hablar.

—Subiré a verlo. Si es necesario romperé el cerrojo.

—Avisaré a los residentes por si llama alguno.

El edificio donde vivía Minki eran unidades antiguas de departamentos que no contaba con ascensor, por lo que subió de dos en dos los escalones hasta el quinto piso.

Fuera de la puerta 501, tocó el timbre.

Una vez.

Dos veces.

Tres.

Cuatro.

Cinco.

Mantuvo el dedo sobre el interruptor para que no dejase de sonar.

Still with you/me (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora