40
Cuando Daehyun comenzó a llorar cubriéndose los ojos con las manos, Sungguk fue el primer en reaccionar seguido de inmediato por Seojun. Uno a cada lado de la cama de Dae, se dieron una mirada inquisidora. Sungguk retrocedió un paso y desvió la mirada hacia la ventana. Había comenzado a llover con intensidad.
—Daehyun —lo llamó Seojun—. ¿Puedes escucharnos?
Dae no reaccionó, Seojun lo intentó una vez más.
—Daehyun, ¿me oyes?
El chico continuó mordiéndose el labio para acallar su llanto. Era posible que los métodos de Seojun fuesen más convencionales, pero Sungguk no podía continuar con esa espera cuando podía ser de ayuda.
Analizando la reacción de Seojun, tomó asiento en el borde de la camilla y sujetó con cuidado las muñecas de Dae, apartándolas de su rostro con suavidad. No puso resistencia, sus brazos bajaron hasta su regazo donde Sungguk los mantuvo afirmados.
—¿Daehyun? —pronunció inclinándose hacia adelante.
Su reacción fue igual que presenciar un hermoso espectáculo de luces: colores suspendidos en el cielo oscuro hasta que el brillo desaparecía dejando solo aquella sensación deslumbrante en el centro del pecho.
—¿Daehyun? — Sungguk volvió a intentarlo más alto.
Sus pestañas mojadas se alzaron y sus orbes oscuros se encontraron con los de Sungguk.
—¿Me oyes?
Y entonces un pequeño movimiento de su barbilla.
¿Lo escuchaba? ¿Dae realmente lo escuchaba?
—Cubre tus labios y pregúntale algo, por favor —pidió el doctor Lee.
Fingiendo que se rascaba la punta de la nariz, Sungguk escondió su boca:
—¿Te encuentras bien? —insistió.
Una pequeñísima arruga se formó entre las cejas de Dae. Sungguk volvió a intentarlo, esta vez alzando la voz y pronunciando cada palabra con más calma.
—¿Cómo estás, Daehyun?
La cabeza de Daehyun se inclinó hacia adelante, acercando su oreja izquierda a Sungguk. Sus pestañas bajaron con timidez y se encogió de hombros cuando Sungguk dijo su nombre una vez más.
Sungguk se giró hacia los doctores.
—¡Escucha! —jadeó—. Y entiende.
El doctor Lee asintió con una sonrisa.
—Debe oír con algo de distorsión —aclaró—. Por eso te entendió cuando hablaste más lento.
Unos dedos, que en esas semanas Sungguk aprendió a reconocer, se aferraron a su muñeca y tiraron de ella. Era Dae demandando atención, que se encontraba inclinado hacia adelante. La camisola estaba algo abierta por el cuello, dejándole al descubierto la clavícula.
—¿Sí?
Entonces Dae se apuntó el pecho, dos veces. Su boca formaba una única palabra que Sungguk no captó.
—No entiendo —confesó.
Daehyun se apuntó con más efusividad. Sus labios modularon aquella palabra muda. ¿Mi?
—¿Tú? —quiso saber.
Sungguk le pidió ayuda a Seojun.
—¿Por qué no nos habla? —preguntó con cierta frustración.
ESTÁS LEYENDO
Still with you/me (Novela)
RomansaSe encuentra a la venta en librerías El oficial Jong Sungguk pensó que esa tarde de lluvia sería como cualquiera: otra inspección de rutina en un vecindario de clase media de la ciudad de Daegu, Corea del Sur. Nunca imaginó que dentro de una casa a...