15
Meses más tarde, Seojun fue a visitar a Sungguk a la estación de policías. Atareado por una cantidad abrumadora de trámites, que siempre crecían a medida que se acercaban a las épocas festivas, no lo vio hasta que Minki gritó dándole el aviso.
—Sungguk, Seojun está aquí.
Le ofreció que tomase asiento frente a su escritorio, pero su cuñado le pidió ir a conversar a otro lugar. Fueron a una cafetería. El otoño había terminado del todo, el frío les acarició las mejillas acaloradas al salir de la comisaría.
Sungguk se comía un trozo de pastel de crema con frutilla, cuando Seojun por fin habló:
—El Año Nuevo coreano se realizará durante los primeros días de febrero.
—Hyung, recién comienza diciembre —le recordó Sungguk—, ¿y ya estás pensando en cómo celebrar Seollal? Además, tú nunca lo pasas con Suni y conmigo.
Seojun siempre celebraba esos días con sus pacientes. La consulta donde trabajaba organizaba un viaje —totalmente voluntario— a la isla Jeju para festejar el inicio del Año Lunar. Como las festividades siempre eran complejas y difíciles de superar para la gente que se sentía o estaba sola, habían empezado a planificar ese tipo de actividades como una ayuda. En sus inicios solo fue una cena y un plato de tteokguk, pero con los años fue creciendo hasta volverse un retiro de un par de días.
—Te cuento porque no puedo abandonar a Dae por una semana completa —continuó Seojun—, como tampoco puedo dejar al resto de mis pacientes.
Sungguk adivinó lo que vendría.
—Daehyun ha tenido una mejoría increíble durante estos meses.
—Pero necesita seguir mejorando —terminó Sungguk. Seojun asintió.
—Sobre todo por su codependencia.
Contigo.
No lo dijo, tampoco necesitó hacerlo.
—Si tú crees que es buena idea, entonces es buena idea —dijo Sungguk—. No creí que necesitarías mi aprobación para eso.
—No necesito tu aprobación, pero sí tu apoyo —especificó Seojun.
—¿Para hacer que Dae acepte? —preguntó sin entender.
—Solo en el caso de que no quiera viajar porque tú no irás con nosotros.
Esa noche Sungguk abordó a Daehyun. Estaba comiendo unas gyosas que Namsoo se había robado de la cafetería del hospital. Se posicionó detrás de su asiento y le tocó los hombros.
—¿Estás emocionado? —dijo.
Dae se volteó con la expresión interrogante y una mejilla abultada por el bao en la boca. Tragó con dificultad.
—¿Por qué?
—Porque vas a conocer Jeju.
—Sungguk —dijo con seriedad—, faltan meses para eso.
—Solo dos.
—Igual.
Quién hubiese imaginado que ese chico que hacía unos meses no hablaba, ahora incluso debatía. Siempre con oraciones cortas, y muchas veces con una sintaxis incorrecta, pero al menos ahora lo hacía.
—Yo estaría muy emocionado —continuó Sungguk acariciándole el cuello.
Dae se comió otra gyosa antes de responder.
—Yo no sé —confesó—. Pero Seojun dice que será bueno para Dae.
—Vas a conocer a gente nueva.
A pesar de sus intentos por animarlo, Dae terminó formando un puchero y dejando los palillos metálicos en la mesa. Giró el rostro para acariciar con su nariz la palma de la mano de Sungguk.
—Prefiero a Sungguk —dijo.
—Estaré antes y después de tu viaje.
—Pero Sungguk no estará al otro día de mi cumpleaños y tampoco para el Año Lunar.
En la comisaría tenían una regla muy justa para elegir los turnos de trabajo los días festivos: escogían el palito más corto. Minki y él habían estado discutiendo toda esa mañana para ver cuál de los dos elegiría el bastón, porque, a consideración de Sungguk, Minki tenía una suerte terrible. Pero su amigo había insistido tanto con ser el responsable, que Sungguk cedió. Claramente perdieron, por lo que tenían el turno de Navidad. Cuando fueron a escoger el de final de año, Sungguk se negó a que Minki volviese a elegir, así que lo hizo él. Volvieron a perder. Así, terminaron de turno ambas fechas.
—A Dae no le gusta —insistió el chico cruzándose de brazos.
Sungguk le dio un beso en la mejilla, porque si bien no parecía contento, por lo menos no se había negado. A continuación, le revolvió el cabello con cariño.
—Vas a pasarlo increíble.
Dae intentó sonreír.
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Still with you/me (Novela)
RomanceSe encuentra a la venta en librerías El oficial Jong Sungguk pensó que esa tarde de lluvia sería como cualquiera: otra inspección de rutina en un vecindario de clase media de la ciudad de Daegu, Corea del Sur. Nunca imaginó que dentro de una casa a...