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Sungguk tenía el sueño pesado, podía pasar una locomotora por el costado de su oreja y ni siquiera despertaría. Sin embargo, el movimiento en su hombro era insistente y algo doloroso, unos dedos se enterraban en su piel desnuda. Atontado, abrió un párpado hinchado por el sueño. La cabeza de su amigo Eunjin flotaba sobre su rostro. Ahí noto un aliento haciéndole cosquillas en el cuello y un brazo rodeando su cintura. Aquellos dedos descansaban justo donde terminaba su ropa interior.

—Sungguk —repetía Eunjin.

¿Él era Sungguk? Cierto, él era ese él.

—Sungguk —esta vez fue Namsoo.

Abrió su otro párpado, la mitad de su cerebro seguía durmiendo.

—¿Qué? —logró musitar.

—¿Qué haces durmiendo con Daehyun? —quiso saber Namsoo.

¿Con quién? Esperen, ¿y por qué le dolía tanto la espalda? ¿Dónde estaba su colchón blandito pagado a cinco cuotas precio contado?

—Ah —balbuceó—. No podía dormir.

—Sungguk, no creo que sea correcto...

Eunjin interrumpió a Namsoo.

—¿Por qué no? Sungguk no es gay.

¿Por qué hablan de esto?, pensó Sungguk atontado mientras notaba que el cielo continuaba oscuro tras la ventana. Debían ser las tres de la mañana, ambos chicos se preparaban para el turno de madrugada.

—Sí, pero Daehyun sigue siendo un m-preg —debatió Namsoo.

—Pero no uno que Sungguk vaya a embarazar porque no le gustan los hombres. ¿Cierto, Sungguk?

Creyó balbucear un «no».

—¿Eso es un «no, no me gustan los hombres» o un «no, me gustan los hombres»? —cuestionó Namsoo.

—Sí, eso —se escuchó musitar una respuesta.

—No respondiste nada.

Se le cerraban los párpados. Se estaba durmiendo cuando los dedos volvieron a enterrarse en su hombro.

—Puedes irte a dormir a mi cama —insistió Namsoo.

—Ya, ya, hyung —se quejó—. Solo déjame dormir.

Para Sungguk las conversaciones se volvieron un susurro ininteligible. Acomodándose en la almohada, sintió que ese brazo le apretaba nuevamente la cintura. Medio consciente, abrió un ojo para observar la cabeza castaña de Daehyun enterrada en su cuello desnudo. Algo le dijo que no deberían estar durmiendo así, que era incorrecto, pero ese mismo algo le cuestionó esa presunta inmoralidad cuando solo eran dos amigos.

Sungguk se volvió a dormir, cayendo en el sueño profundo del que tanto le costaba salir.

Se despertó por segunda vez, el cielo iba tomando tintes rosados y anaranjados. Desorientado, se movió preguntándose qué habría pasado.

Entonces volvió a oírlo, pequeñito y bajito, un jadeo casi inexistente.

Un gemido.

La respiración que Sungguk sentía en el cuello era más cálida y entrecortada, aquella nariz le erizaba la piel de lo cerca que estaba.

Y una vez más, un gemido pequeño y entrecortado. El brazo en su cintura se estrechó. Los dedos de Dae se le incrustaron dolosamente por la cadera. Confundido todavía, Sungguk notó su entrepierna tensa.

Still with you/me (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora