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Un beso cerca de la oreja, luego unos labios que le acariciaban la curva de la mandíbula y subían hasta su boca ansiosa. Al abrir los ojos, Dae se encontró con el rostro de Sungguk eclipsando su mundo. Los párpados todavía le pesaban y los sentía irritados, le dolían al pestañear cuando intentó acostumbrar sus ojos a la luz blanca de la mañana. Y a pesar de todo, Dae no pudo evitar sonreír con timidez.

—Cumpliste —dijo con dolorosa ilusión.

Sus piernas se enredaron con las de Sungguk, como si quisiese sentirlo para recordarse que seguía con él, que no se había marchado.

—¿Mejor? —quiso saber Sungguk.

Apartó la mirada al recordar la baldosa fría del baño bajo sus piernas desnudas y su llanto silenciado, como si su boca hubiese regresado al pasado.

—Sí —mintió.

En el limitado espacio que le dejaban los brazos de Sungguk, Dae se estiró con una sensación pesada en el pecho. Era un sentimiento que sabía amargo en su lengua. Sungguk se quedó observándolo unos instantes y después se acercó más, besándole los párpados con tanto cuidado y cariño que Daehyun una vez más quiso llorar.

—¿Podemos despertar así siempre, Sungguk? —pidió, el «siempre» también sabía amargo.

—Siempre que quieras —aceptó Sungguk.

Siempre que quieras, repitió Daehyun para sus adentros.

¿Pero qué era lo que Dae realmente quería?

La pesadumbre de su pecho se asentó. Notó que sus manos se habían dirigido hacia su vientre de manera involuntaria. Las apartó de inmediato. Sungguk continuaba mirándolo.

—¿Es lo que quieres, Dae? —insistió Sungguk.

Dae no quería hablar del tema, por lo que se volteó en la cama para esconderse contra el cuello de su novio. Le gustaba el calor de Sungguk, tenía ese gusto familiar y reconfortante, como leche con chocolate en invierno. Aunque el olor de la piel de Sungguk Daehyun ya no lo percibía tan bien como antes; su buen olfato se estaba perdiendo con el tiempo.

Pero eso era algo que Daehyun ya sabía. Todo lo demás era lo confuso.

Cerró los ojos al sentir que Sungguk se movía. Se le hizo un nudo en el estómago cuando su novio tomó aire, Dae sabía lo que iba a continuar.

—Debemos hablar —pidió Sungguk. Había levantado la parte posterior de la camiseta de Daehyun y apoyaba la palma contra su espalda, acariciándolo con lentitud.

Intentaba tranquilizarlo.

Pero eso era algo que Daehyun también ya sabía.

—Ok —aceptó, a pesar de que no quería.

Tener conversaciones, eso era otra cosa que lo confundía.

—Quiero explicarte algo —siguió. Daehyun no tuvo que responder—. Necesito que tomes una decisión, Dae.

Decisiones, eso era otro concepto confuso para él. ¿Por qué la gente le pedía a otra que decidiese sobre algo cuando solo daban dos alternativas? Ese sentimiento de confusión y desconcierto era una sensación con la que Daehyun convivía día a día. Entender para no entender realmente. Como los sentimientos, que creía entender, pero no comprendía del todo.

—Ok —volvió a aceptar.

Vio que Sungguk se lamía los labios. Seojun le había explicado que ese tipo de comportamiento se daba cuando alguien estaba nervioso. Al parecer, Daehyun no era el único que tampoco quería tener esa conversación.

Still with you/me (Novela)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora