11. Gritos e insultos

62 0 0
                                    

Capítulo 11:
Gritos e insultos.

   Fue cuestión de segundos para que el puño de Rafael impactara contra el rostro de Samuel, logrando que este último se tambaleara de su posición por dicho golpe. Sangre empezó a salirle de su nariz; pero eso no lo detuvo para devolverle el golpe a Rafael, quien segundos después también empezó a sangrar por el fuerte impacto del puño de Samuel. Rafael quiso volver a responderle; pero Kimberly y Raquel se interpusieron entre ambos para detenerlos.

—¿¡Cómo te atreves a golpear a mi novio!? —le gritó Kimberly a Rafael mientras sujetaba a Samuel por un brazo.

—¡Él se atrevió a insinuarse con mi novia! ¡Deberías de colocarte de mi parte, Kimberly!

—¡Claro que no! ¡Entre Raquel y yo no sucedió nada! Sólo estuvimos hablando durante todo el tiempo en la ruleta.

—Aquí la única culpable es tu noviecita, mugroso —comentó Kimberly, mirando con molestia a Raquel —. Estoy segura que ella fue la que empezó a coquetearle a Samuel para subir juntos a la ruleta.

—Claro que no. Samuel y yo no...

—Jamás en tu vida vuelvas a relacionarte con mi novia —amenazó Rafael a Samuel, pudiendo así interrumpir las palabras de su novia —. Si te vuelvo a ver cerca de ella créeme que no me temblará el puño.

—Tú a mí no me dices lo que tengo que hacer —encaró Samuel.

—Pero yo sí —dijo Kimberly, golpeando a Samuel en su hombro para que el chico volteara a mirarla —. Te prohíbo volver a ver a esta mosquita muerta, ¿te quedó claro?

—A mí me respetas, Kimberly —dijo Raquel, tomando seguridad en su postura —. Me llamo Raquel, no...

   Raquel no pudo terminar su frase, ya que Kimberly logró darle una fuerte cachetada para que hiciera silencio.

—¿¡Qué rayos te pasa, mugrosa!? —le preguntó Rafael, muy molesto al ver cómo había golpeado a su novia.

—Espero que les quede claro a los dos que no los queremos cerca. Váyanse a Plutón si les da la gana, le harían un favor a este planeta —dijo Kimberly, pudiendo luego tomar la mano de Samuel para así alejarse del lugar donde estaban.

—¿Estás bien, amor? —le preguntó Rafael a su novia, sonando muy preocupado.

—Sí, tranquilo. No pasa nada —dijo Raquel, soportando las ganas que tiene de llorar.

—Kimberly es una loca, no le prestes atención —comentó él, abrazando luego a su novia para dejarle un beso en su cabeza —. Tranquila, yo me encargaré de vengarme por ti.

—Rafael, te prometo que entre Samuel y yo no pasó nada en la ruleta. Créeme, por favor.

   Rafael no dijo nada ante las palabras de Raquel, simplemente tensó su mandíbula y luego volvió a besar la cabeza de su novia. No podía negar que aún la molestia se expandía por todo su cuerpo; pero estaba seguro que Kimberly también le daría una buena lección a Samuel, lo cual hacía que Rafael sintiera un poco de calma por eso.

   Kimberly no aguantó las ganas de poder golpear a Samuel, así que al alejarse de Rafael y Raquel pudo propiciarle una fuerte cachetada a su novio para que entendiera que aún está molesta por lo que sucedió.

—Eso es para que no me veas la cara de tonta —dijo ella, volviendo luego a darle otra cachetada —. Esta última es por hacerme pasar una horrible noche.

—¿Ya estás satisfecha? Me estás humillando frente a las personas que están alrededor de nosotros, simplemente por un mal entendido.

—¿Te parece que es un mal entendido el hecho de que tú te hayas subido a la ruleta con la mosquita muerta de Raquel?

Tóxicos: Muy DañinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora