8. Mensajes con dureza

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Capítulo 8:
Mensajes con dureza.

   Kimberly había llegado a su casa, donde justo en la mesa de la sala se encontraba una gran caja de pizza y una botella de gaseosa. Sus padres estaban en ambos extremos de la mesa, quienes con unas sonrisas en sus rostros miraban a su hija con alegría.

—¡Felicidades! —gritaron ambos, logrando llamar la atención de la chica.

—¿Qué es todo esto? —preguntó ella, mostrando un confusa sonrisa mientras cerraba la puerta y se dirigía hacia ellos.

—Es una celebración por tu victoria en las elecciones estudiantiles —dijo su mamá, abrazándola muy fuerte para luego depositarle muchos besos en las mejillas —. Ya habíamos pedido la pizza desde la mañana porque sabíamos que ibas a ganar, hija.

—Pero yo no...

—El director nos acaba de llamar para decirnos la noticia —informó el papá de la chica, logrando que ella lo mirara con cierto asombro.

—¿¡Qué!? —expresó ella, sin poder ocultar su clara sorpresa.

—Sí, hija. ¿Por qué te sorprendes? —le preguntó su mamá.

—No, es que... —Kimberly no quiso decir más nada, simplemente calló sus palabras para luego sonreír ampliamente —. Quería ver cómo reaccionaban si les metía al decirles que había perdido, pero es difícil contener la emoción que siento.

—Estoy muy orgullosa de ti, hija —le dijo su mamá, tomando a su hija por las mejillas para mirarla a los ojos —. Por fin el colegio Coronado vuelve a tener una presidenta, la cual sé que defenderá los derechos de todas las muchachas que estudian allí.

—Así será, mamá —aseguró Kimberly, sonriendo por toda la alegría que estaba sintiendo en el momento.

—El director también nos dijo que nos tienes algo muy importante y grave para decir —comentó su papá, acercándose hacia ella —¿Sucedió algo malo?

   Kimberly mantenía un semblante sereno para no verse preocupada por las palabras de su papá. Obviamente no les contaría lo sucedido con Frank, ya que al saber tal información correrían inmediatamente hacia la estación de policías para levantar una denuncia en contra del chico. Al hacer eso las cosas se volverían muy malas para Kimberly, ya que eso la llevaría a meterse en muchas cosas legales.

—Sí, sucede que... Frank me trató mal frente a todos porque no estuvo de acuerdo con que yo ganara —mintió Kimberly —. Casi me golpea, pero Samuel apareció a mi ayuda y terminó golpeándolo junto con sus amigos.

—¿Y qué le pasa a ese muchacho? ¿Se volvió loco? —preguntó Maryuri, sonando muy enfadada —¿Cómo se atreve a tratarte así frente a todos?

—Me imagino que el director tomó cartas en el asunto —supuso Calixto.

—Sí, papá. El director terminó expulsando a Frank del colegio.

—Pues me parece justo. Es obvio que no se sintió bien al perder contra una chica. Lastimaste su sensibilidad varonil, hija. Bien hecho —dijo su mamá, muy orgullosa al chocar los cinco con su hija.

—¿Y Samuel no se metió en problemas con el director por haber golpeado a Frank?

—No, papá. De igual forma no debió de hacerlo, yo misma sé defenderme.

—Así se habla, hija. Con más razón vamos a celebrar tu victoria. Hoy comeremos pizza en el almuerzo, cosa que sabes muy bien que no suele pasar todos los días aquí en la casa —informó Maryuri mientras los tres se sentaban en sus respectivas sillas de la mesa.

Tóxicos: Muy DañinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora