5. Marcando autoridad

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Capítulo 5:
Marcando autoridad.

   Ya eran las 8:35 de la noche, así que Raquel se alistaba para ir a su casa. Rafael la miraba desde la cama sin ocultar su pícara sonrisa, ya que le agradaba lo que estaba mirando. Raquel sabía que Rafael la miraba, así que cuando pudo subirse el cierre de su pantalón logró soltar una pequeña risa.

   Ambos habían tenido intimidad, como solía pasar cada vez que ella iba a la casa del chico, así que su momento romántico aún permanecía. Eran en esos tipos de momentos donde olvidaban cualquier problema y empezaban de cero con su vida amorosa.

—Luces maravillosa, ¿lo sabías?

—Gracias por recordármelo, Rafael —dijo Raquel al colocarse su camisa —. Ya levántate. Si llego tarde a casa estoy segura que mis padres me regañarán.

—Invéntale a tus padres que te vas a quedar en la casa de Cristina como lo hiciste la semana pasada.

—No, Rafael. Por ahora no puedo volver a decirle eso a mis padres.

—¿Por qué?

—Porque mañana tengo clases, y tampoco quiero involucrar más a Cristina en mis mentiras.

—Si te quedas te aseguro que pasaremos una buena noche —comentó Rafael al levantarse de la cama para dirigirse hacia su novia.

—De eso no me cabe duda —dijo Raquel, regalándole un corto beso a Rafael en los labios —. Ya colócate la franela y vámonos.

—Como quieras —dijo Rafael, rondando sus ojos en expresión de fastidio para luego colocarse su franela.

—Ya sabes lo que te dije. Si tu mamá te logra inscribir en el colegio Coronado me avisas para decirle a Cristina, así podrás tener una cara cocida allá.

—Estoy seguro que yo no le soy de mucho agrado a Cristina, y ahora menos cuando sabe que casi aniquilo a Luis a golpes.

—Aún sigo molesta contigo por eso, Rafael.

—Pues disimulas muy bien tu molestia, amor —dijo él, acercándose a ella con una sonrisa en su rostro para luego besarla en los labios.

—Es en serio, Rafael —le aseguró ella al alejarlo —. Lo que le hiciste a Luis no estuvo bien.

—Eso ya pasó, Raquel. De igual forma él se lo merecía.

—Claro que no.

—Claro que sí.

—Ya olvídalo, es obvio que no vas a entender tus errores —dijo ella con desinterés en sus palabras, pero cuando quiso abrir la puerta fue detenida por Rafael, quien la tomó por ambos brazos y la acorraló hasta la pared —¿Qué haces? Suéltame.

—Dime a la cara que sigues molesta conmigo por lo que sucedió con Luis —le pidió Rafael, mirándola directamente a los ojos mientras la sostenía por los brazos contra la pared.

—Rafael...

—Aunque intentes estar molesta, jamás serías capaz de negarte a mi —le dijo él, y en cuestión de segundos empezó a besar el cuello de su novia.

—Sí estoy molesta, Rafael —comentó ella mientras sentía gusto por los besos de Rafael en su cuello.

—Dímelo mirándome a los ojos —le pidió Rafael, soltando el brazo derecho de la chica para poder tomar su cuello.

   Raquel tragó grueso, y mirando los labios de Rafael no dudó en tomarlo por sus cabellos para atraer su rostro hacia ella y besarlo en los labios. Ambos volvieron a la cama, y esta vez sólo duraron unos minutos para satisfacer la calentura y provocación del momento.

Tóxicos: Muy DañinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora