18. Otra decepción

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Capítulo 18:
Otra decepción.

   Los truenos que se escuchaban desde el cielo hacían que Raquel y Cristina aceleraran sus pasos en dirección a la casa de Rafael para no poder mojarse con la pronta lluvia que aparecería.

   Una fuerte brisa logró que muchos árboles se movieran en una sola dirección, llevándose por el camino a muchas hojas y papeles que permanecían en las calles.

   Las personas en sus casas empezaban a cerrar las ventanas y puertas para resguardarse de la lluvia, de igual forma para evitar que el polvo y las pequeñas basuras entraran para ensuciar algún área de los hogares.

—¿Estás segura que quieres ir a la casa de Rafael en este momento, Raquel? —preguntó Cristina mientras seguían caminando —Yo creo que mejor vamos directamente a mi casa antes de que caiga la lluvia. Más tarde puedes hablar con él. Podemos llamar a tu mamá para decirle que te quedarás a almorzar en mi casa.

—No, Cristina. Realmente quiero solucionar las cosas con Rafael.

—Estoy segura que otro día podrás verlo. Hasta hoy mismo puede ser, después de que caiga la lluvia.

—Ya no falta mucho por llegar.

—Pues es mejor apresurarnos ya que escucho venir la lluvia —comentó Cristina, empezando a correr junto con Raquel para que las gotas que estaban empezando a caer no fueran incrementando en cantidad.

   Al llegar a la casa de Rafael no tardaron en tocar varias veces la puerta de la entrada, siendo recibidas unos segundos después por Héctor. Ambas chicas saludaron rápidamente al chico y luego se adentraron a la casa, pudiendo mirar y escuchar la fuerte lluvia que empezó a caer.

—Hola, Héctor. Gracias por abrirnos la puerta, ya nos íbamos a mojar por completo —dijo Raquel, mostrando una divertida sonrisa —. ¿De casualidad Rafael está aquí?

—Rafael... Sí, él está. ¿Le dijiste que vendrías para acá?

—No. Fui a buscarlo al colegio, pero me dijeron que él no asistió hoy.

—De hecho fue así. Papá le permitió quedarse en casa. Yo acabo de llegar de la universidad, también venía huyendo de la lluvia.

—¿Y dónde está?

—De seguro en su cuarto. Sabes perfectamente que él es un perezoso de primera con cara de sádico. Sígueme, yo también iba camino a su cuarto para decirle algo.

—Ve tú, yo te espero en la sala —le informó Cristina a su amiga.

   Raquel siguió a Héctor, sintiendo su corazón acelerar cada vez que se acercaba al cuarto de su novio. Una vez estando frente a la puerta, Héctor procedió a tocarla varias veces para que su hermano escuchara.

—¿¡Quién es!? —preguntó Rafael de mala manera.

—Abre la puerta, cara de sádico. Tienes visita —le informó Héctor.

—¿Visita? ¿Quién quiere verme?

—Es Raquel. Abre ya de una vez porque no nos quedaremos toda la tarde esperando a que toda tu flojera se te vaya de cuerpo.

   Unos extraños ruidos lograron escucharse dentro de la habitación, lo cual hizo que Héctor y Raquel fruncieran el ceño. No sabían lo que estaba haciendo Rafael; pero tuvieron que esperar por tres minutos para que él pudiera abrir la puerta. Su aspecto lucía desaliñado, con la camisa al revés, el cabello desordenado, un bermuda azul, descalzo y con la respiración agitada. Sus ojos se abrieron grandemente cuando notó a su novia a un lado de su hermano, ya que por un momento pensó que ella lo estaba esperando en la sala.

Tóxicos: Muy DañinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora