52. Es momento de sembrar

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El que al viento observa, no sembrará; y el que mira a las nubes, no segará.

Eclesiastés 11:4

Capítulo 52:
Es momento de sembrar

   Raquel no se convirtió en una patinadora experta sobre el hielo, pero por lo menos pudo aprender a mantenerse de pie por sí sola y también a dar uno que otro paso sin caerse. Las risas no se detenían, y menos cuando Samuel permanecía cerca de ella. Habían estado separados por largos días, es por eso que ahora disfrutan con mucho entusiasmo volver a estar compartiendo juntos.

   Esta noche es decisiva para aclarar mejor lo que sienten el uno por el otro, así que es cuestión de tiempo para que esas palabras y esos actos sinceros se hagan manifesto sin necesidad de forzar nada.

   En este momento se encontraban los cuatro en una mesa mientras esperaban por la pizza que habían pedido, así que aprovecharon para hablar y bromear sobre ciertos temas.

   Samuel y Raquel lograban compartir miradas y sonrisas de vez en cuando, haciéndose notar la química que ambos sienten mutuamente. Estaban sentados juntos, del mismo lado de la mesa, mientras que Edwin y Fiorella estaban sentados frente a ellos.

   Aún no llegaba un momento exacto y perfecto para poder hablar de sentimientos, pero no pierden la esperanza de que durante estas horas en las que están compartiendo salga ese momento perfecto para hablar de eso.

   La orden que pidieron hace unos minutos estaba lista, así que Edwin y Samuel se levantaron de la mesa para buscar la pizza y los refrescos. Fue junto por eso que Fiorella golpeó la pierna de Raquel con su pierna, haciéndole una ceña con sus ojos para que entendiera lo que le quería decir.

—¿Qué te pasa?

—No desaproveches esta noche. Es el momento perfecto para pasar la página de Rafael y empezar a escribir una nueva historia en tu vida.

—Y aquí está la pizza, ragazzas —dijo Edwin, colocando la pizza en medio de la mesa.

—Y aquí están dos vasos de refrescos —dijo Samuel, dejando los vasos sobre la mesa —. Voy por los demás.

—Se ve increíble la pizza, y huele delicioso —dijo Edwin, volviendo a sentarse a un lado de Fiorella —. ¿Cuántos trozos se van a comer?

—Dos —dijo Fiorella.

—Dos también —dijo Raquel.

   Samuel volvió con los otros dos vasos de refresco para así volver a sentarse junto con Raquel. Todos agradecieron brevemente a Dios por la comida y cada quien tomó su trozo de pizza, saboreando luego el rico sabor del queso fundido con jamón y maíz. Las conversaciones fueron pocas mientras comían, pero los comentarios graciosos no faltaban para así poder sacar una que otras risas.

   La salida en esta noche ayudó bastante a que Samuel y Raquel despejaran un poco la mente, volviendo a esos momentos agradables en sus vidas que tanto han extrañado. De alguna manera Rafael y Kimberly los absorben cada vez que pueden, quitándole todo rastro de ánimo y energía que puedan, es por eso que Samuel y Raquel agradecen a Dios por estos pequeños momentos donde pueden estar juntos para simplemente ser libres y reír con felicidad.

   Caminando por algunas tiendas de ropa del Centro Comercial, Edwin y Fiorella trataban de separarse un poco de Samuel y Raquel para darles su espacio. Entre señas Edwin le hizo entender a Samuel que era el momento perfecto para poder hablar con la chica, así que Samuel tragó grueso y volteó a mirar a Raquel.

Tóxicos: Muy DañinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora