26. Golpe fuerte

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Capítulo 26:
Golpe fuerte.

   Cuando Rafael salió del colegio junto con Gregorio no esperó encontrarse con la chica que se supone que vería más tarde, con la que volvería a comenzar desde cero para seguir disfrutando de su amor.

   Por un momento tragó grueso y sintió su corazón acelerar; pero se armó de valor y poco a poco se acercó hacia ella.

   Raquel estaba acompañada de Luis, y a los pocos segundos se unió Cristina para mostrale apoyo y compañía a su amiga.

   Gregorio sabía que la situación no se iba a poner buena, así que palmeó el hombro de su amigo para demostrarle su apoyo.

—Raquel, hola. Yo...

   Raquel no esperó que Rafael hablara, ya que inmediatamente le dió una fuerte cachetada llena de mucha molestia, mezclada con tristeza. Las personas alrededor se detuvieron a mirar la escena de ambos, sintiendo curiosidad por lo que estaba pasando.

—¿Por qué, Rafael? ¿Por qué seguiste viéndome la cara de estúpida todo este tiempo?

—Raquel, este no es el momento y tampoco el lugar para reclamos. Vamos a otro lugar para hablar.

—Lo que yo tengo para decirte puede ser ahora mismo y en este lugar. Eres de lo peor, Rafael. No sabes cuánto me arrepiento de haber creído en tus mentiras y manipulaciones. Fui una tonta todo este tiempo, no debí de haber creído tu falso arrepentimiento. Por un momento pensé en querer remediar las cosas contigo; pero ya veo que eso es imposible mientras tú sigas siendo el mismo patán de siempre.

—Raquel, no me digas eso. Yo te amo.

—¿Me amas? ¿De qué clase de amor me estás hablando? Una persona que ama de verdad no anda ocasionándole daño a otra.

—Sé que lo que hice no estuvo bien; pero puedo remediarlo. En serio puedo hacerlo, sólo te pido que me des una oportunidad más para demostrarte que puedo cambiar.

—Yo no puedo seguir con esto, Rafael. No puedo seguir con lo mismo de siempre. Siento que sufro, siento que me ahogo. Lo lamento, pero lo que algún día sucedió entre tú y yo no puede seguir más.

—No me hagas esto, Raquel. Yo te amo, cariño —le dijo Rafael, tomándola por las mejillas para tratar de besarla; pero Raquel no dejó que lo hiciera, así que lo empujó.

—Olvídate de mi, así como yo trataré de olvidarme de ti.

   Cuando Raquel pudo notar a Kimberly bajar los escalones de la entrada del colegio no dudó en acercarse hasta ella para confrontarla de frente, sin miedo a lo que pueda pasar.

—Eres una hipócrita. Bastante soporté aquella vez cuando insinuabas que yo le estaba coqueteando a tu novio, lo cual fue mentira; pero lo tuyo con mí novio no lo fue, hipócrita —le dijo Raquel, dándole luego una fuerte cachetada a Kimberly.

—¿¡Qué te pasa, estúpida!? ¡A mí nadie me golpea! —gritó Kimberly. Ella alzó su mano para responderle a la cachetada, pero fue detenida por Rafael cuando se acercó por detrás para que no hiciera tal cosa —¡Suéltame, Rafael! ¿¡Qué crees que estás haciendo!? ¡A esta loca hay que ponerla en su lugar!

—Esta loca te está diciendo las cosas en la cara porque quiere y porque puede —dijo Raquel, tomando una posición retadora.

Tóxicos: Muy DañinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora