47. Amenazas

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Capítulo 47:
Amenazas

   Samuel había llegado a su casa con su hermano Juan después de haberse quedado a almorzar con la familia de Raquel. Cuando la señora Sara pasó a recogerlos fue invitada por Gray para compartir un jugo y así poder charlar, cociéndose mutuamente sobre muchas cosas en sus vidas y sobre sus hijos. El señor Julio las acompañó sólo al principio ya que luego tuvo que irse a visitar a sus padres por una situación importante, así que Sara y Gray tuvieron un buen rato a solas para hablar.

   Cuando Samuel se acostó en su cama pudo sonreír al recordar todos los momentos que pasó con Raquel hoy, momentos donde tampoco dejaba de apreciar lo hermosa que se veía y lo mucho que le gustaba verla sonreír.

   Para él ya no hay negación de lo que inesperadamente está empezando a sentir por Raquel, así que debe de pensar en los siguientes pasos que dará para poder ponerle fin a lo que tanto está sintiendo por ella.

   Cuando pudo cambiarse la ropa, para colocarse una más cómoda, se dispuso a dormir por unas horas en su cama, descansando así su cuerpo y su mente después de tanto movimiento por la mañana.

   Las horas durante el día avanzaron hasta que su mamá logró llamarlo por su celular, despertando de esa manera a Samuel después de haber dormido por varias horas. Él frunció su ceño, muy confundido por la situación mientras buscaba su celular por toda su cama. Al encontrarlo le contestó la llamada a su mamá, evidenciándose en su voz que se acaba de levantar.

—¿Aló?

—No me disculparé por haberte levantado porque son las seis de la tarde, no pensarás dormir todo el día.

—Hola, mamá. Perdón... Estaba algo cansado —dijo Samuel, pasando una mano por su cara —. ¿Dónde estás? ¿Por qué me llamas al celular?

—Entré a tu cuarto y te dije que vendría con Juan a la casa de tus abuelos. Me dijiste 'okay' y volviste a abrazar a tu almohada. Ya veo que estabas tan dormido que ni prestaste atención a lo que te dije. Da igual, olvídalo. Te llamo para decirte que tu hermano y yo nos quedaremos a cenar con tus abuelos, así que prepárate algo para cenar. Llegaremos como a las nueve

—Entendido, mamá. Salúdame a mis abuelos y diles que pronto iré a visitarlos.

—Claro, yo les digo. Dios te bendiga, hijo.

—Amén, mamá. Bye.

   Samuel colgó la llamada y luego miró la hora de su celular, notando que efectivamente ya eran las 6:30pm. Levantándose de su cama pudo bostezar varias veces mientras estiraba su espalda y brazos. Al encender la luz terminó saliendo de su cuarto para luego ir a orinar en el baño, notando así en el espejo de dicho lugar que su cabello estaba hecho todo un desorden.

   Golpes a la puerta principal de la casa llamaron la atención del chico, así que después de lavarse y secarse las manos salió del baño para ir a averiguar quién había llegado.

   La sorpresa fue clara en el rostro de Samuel cuando miró a Kimberly del otro lado de la puerta. Ella no ocultó la molestia en su rostro, y antes de que Samuel hablara ella lo cacheteó.

—Eso es por comportarte tan grosero conmigo cuando te llamé en estos días —dijo Kimberly, pasando luego a la casa sin ningún permiso.

Tóxicos: Muy DañinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora