Capítulo 17:
¿Traición?La mañana había comenzado con una lluvia fría, logrando que las calles de la ciudad estuvieran llenas de charcos de agua.
Personas con impermeables y paraguas caminaban hacia un destino en particular, sintiendo la fría ventolera que pasaba por la ciudad.
Kimberly miraba hacia el frente del auto, notando que las gotas de la lluvia caían sin cesar. De alguna forma eso la calmaba, dejando que miles de pensamientos rondaran por su mente. Desde que se levantó de su cama no se ha sentido bien, físicamente hablando. Por un momento quiso quedarse en su cuarto; pero sabía que perdería más fuerzas si eso sucedía.
Desde muy pequeña Kimberly ha detestado las enfermedades, por esa razón siempre ha tratado de mantenerse fuerte ante cualquier problema de salud que le suceda. El hospital es un lugar donde no le gusta estar, es por eso que trata de mejorar sus energías para que no se complique la situación de salud que pueda estar pasando.
Cuando tenía diez años una fiebre logró que ella permaneciera en su cama por tres días, en los cuales trató a todo pronóstico de no perder sus energías. Al tiempo mejoró; pero quedó ese recuerdo desagradable en su mente.
Por los síntomas que presenta, Kimberly está en un periodo de resfriado. Sus ojos se mantienen irritados, y los estornudos no dejan de presenciarse. Su nariz está ligeramente colorada en la punta, y las secreciones nasales eran limpiadas con un pañuelo que Kimberly cargaba en sus manos.
—¿Estás segura que quieres estar hoy en clases? —le preguntó su mamá mientras conducía el auto —Mira el estado en el que estás. Debiste de quedarte en cama para no empeorar tu situación.
—Sabes que no me gusta estar en cama cuando me enfermo, mamá. De alguna manera siento que la cama me absorbe energías, y tiendo a empeorar más mi situación.
—Eso lo entiendo; pero tú debes de entender que puedes enfermar de igual forma a tus compañeros.
—No exageres, mamá. Tampoco es para tanto —dijo Kimberly, logrando luego estornudar con secreciones.
—Mejor vamos a la casa. Allá te prepararé algo para que mejores y descanses —informó Maryuri, buscando un camino para devolverse.
—Mamá, no. Llévame al colegio.
—Pero Kimberly...
—Por favor, mamá. Te prometo que estaré bien. Prefiero estar en el colegio en este estado de salud en vez de estar en mi cuarto.
—Definitivamente tú eres un caso especial, Kimberly —dijo Maryuri, rodando los ojos para luego continuar en dirección al colegio —. Yo en tu lugar preferiría estar en mi casa, y así aprovecho para tomar un día libre. Estoy segura que muchas muchachas a tu edad preferirían quedarse en sus casas en vez de ir enfermas al colegio.
—Es una pena que yo no sea como esas débiles muchachas. Yo puedo con esto y con más.
Maryuri mostró una cursiva sonrisa ante el comentario de su hija, sintiéndose orgullosa de la hija que ha criado. Quizás Maryuri no esté de acuerdo con la opinión de Kimberly acerca de su estado de salud; pero sí está de acuerdo en que ninguna mujer puede darse por vencida ante algún problema, así que no le quedó más opción que apoyar a su hija para que de esa forma no perdiera su fortaleza.
La lluvia aún seguía presente en toda la ciudad, y esa es la excusa perfecta para Rafael. El deseo de poder estar acostado en su cama cada vez aumentaba más, tanto que se lo hacía mostrar a su mamá mientras permanecía cómodamente en el sofá grande de la sala.
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Tóxicos: Muy Dañinos
Teen FictionColocar a un gato y a un ratón en un mismo cuarto sin salida puede ser mala idea. Rafael y Kimberly son dos personas sumamente tóxicas, a tal punto de que no les importa dañar a los demás. Sus vidas se basan en lágrimas, gritos y diversión. Compa...