30. Primera de muchas

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Capítulo 30:
Primera de muchas.

   Cuando el último timbre de la mañana en el colegio culminó, todos los estudiantes se marcharon de los salones para ir en dirección a la salida del colegio como es de costumbre.

   Rafael y Kimberly aprovecharon el momento para darse un beso en medio de todo el salón, logrando que sus compañeros empezaran a gritarles con diversión y a silbarles para que continuaran haciéndolo.

   Samuel no soportó más esa situación, así que inmediatamente se marchó del salón con mucha rabia encima, llamando la atención de todos los presentes. José y Santiago lo siguieron hasta el baño, en donde Samuel se adentró para gritar y dejar salir toda la molestia que sentía.

—¡Son de los peor, los dos! —gritó Samuel, pasando luego sus manos por sus cabellos.

—Deja salir todo lo que sientes, amigo. Así podrás soportar más al verlos allá afuera —le sugirió Santiago.

—Sabías que no sería fácil, amigo. Pero te aseguro que esto que sientes pronto acabará. Después de verlos tanto juntos se te acabará todo lo que sientes por Kimberly, eso que no te deja olvidarla —dijo José desde la puerta.

—¿Kimberly cree que en serio no me duele lo que me hizo? ¿Cómo es posible que se bese con Rafael frente a mi y en el salón donde vemos clases? ¡Tan sólo fue hace días que terminamos! ¿Qué le pasa?

—¡Samuel, soy Kimberly! Quiero hablar contigo.

   La voz de Kimberly desde el otro lado de la puerta llamó la atención de los chicos, en especial de Samuel. Los tres compartieron miradas, totalmente confundidos, queriendo saber qué hacer.

—Hablaré con ella —aseguró Samuel, queriendo salir del baño.

—Wow, wow, espera —lo detuvo Santiago, colocándose en medio de su camino —¿Estás seguro? Por favor calmas tus emociones, Samuel.

—Me controlaré, lo prometo.

—Si quieren los podemos dejar a solas unos minutos aquí en el baño —dijo José —. Santiago y yo podemos vigilar desde allá afuera para que nadie entre. Les pediremos a lo que quieran entrar que vayan al otro baño que queda cerca de la cancha.

—Está bien. Quédense afuera vigilando. No creo tardarme tanto con ella.

   José y Santiago salieron del baño y le informaron a Kimberly que pasara mientras ellos vigilaban desde afuera. Kimberly entró al baño un poco dudosa; pero no tuvo más remedio que hablar allí con Samuel ya que es un lugar que en este momento está vacío en el colegio.

—Sé breve, Kimberly —le pidió Samuel al cruzarse de brazos.

—Entiendo que estés muy molesto, Samuel. Pero...

—¿Dónde dejaste a tu nuevo novio? ¿Por qué no está detrás de ti?

—Sabes que no me gusta que me anden siguiendo o que vigilen mis pasos. Tú y yo siempre teníamos problemas por eso. Le pedí a Rafael que me esperara afuera del colegio porque debía de hablar contigo.

—¿Él sabe que tú estás hablando conmigo en este momento?

—Sí, y no tuvo problema en eso.

—Ya me imagino lo pensativo que debe de estar en este momento al saber que estás hablando conmigo —dijo Samuel, rodando sus ojos con diversión mientras sonreía.

—Samuel, esta decisión que yo tomé de estar con Rafael es porque... quiero darme la oportunidad con otra persona. Yo te amé, y siempre te amaré; pero Rafael llegó a mi vida para darme un giro refrescante.

Tóxicos: Muy DañinosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora