7. Algún día (parte 2).

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S I E T E

ELIANA BEAUMONT.

1 de septiembre de 2019.

—¿Estás loca o qué? —preguntó con molestia.

Rodé los ojos, fastidiada. No tenía por qué darle una explicación de mis acciones.

—No eres mi papá, ¿sabes? —me crucé de brazos y me mantuvo la mirada—. Aparte, si ya lo íbamos a decir que importa si era hoy o en una semana.

—Ajá, pero tú me dijiste una cosa e hiciste otra completamente diferente. Estaba preparando mi discurso convincente para mi esposa y otro para el jefe. ¿Sabes lo difícil que es hacer que Aysha me escuche sin que me pida un antojo? No me importa que me interrumpa, pero tardó más en decirle y se me van las ideas.

Quedamos a una distancia prudente y él parecía casi histérico por no haber podido decirle a su esposa. Desde hace años tenía la sospecha de que le gustaba mucho decir "mi esposa" casi todo el tiempo lo decía, aunque decir Aysha también le agradaba, se veía.

Y a mí me revolvía el estómago tanta cursilería.

La puerta se abrió y dejó ver a Delberg. Perfecto, lo que necesitábamos en este momento.

—Entra y cierra la puerta con seguro —le pedí casi ordené.

—¿Qué pasó? ¿Qué hicieron? ¿Nos tenemos que ir del país? —preguntó rápido.

—¿Qué? No, nadie se va del país. Yo te digo, pero cierra con seguro.

Hizo lo que le pedí y se acercó puso sus manos en su vientre. Me causaba cierta incomodidad ver a las mujeres embarazadas, pero soportaba mantenerla cerca. Por dios, era Aysha Delberg quién la iba a querer lejos con toda su locura.

—Le mentimos a Bennet sobre el caso de Odette y el niño, entonces él cree o empieza a creer que fue Jeff el que hizo todo eso. —Tomé una bocanada de aire y seguí—. Y a mí me enviaron una caja con fotografías mías, vigilándome y con una nota bastante rara que decía "te vigilo, sonríe", no sé quién la mandó, pero igual le eché la culpa a Jeff para que comenzaran a procesar el caso más rápido.

—Y fin —dijo Brown, mirándola y esperando alguna reacción.

Nos miró de él a mí, varias veces. Ella sabía que éramos capaces.

—¿Y ya? —preguntó incrédula.

¿Acaso quería más?

Ambos volvimos a asentir al mismo tiempo. Al final, solo bufó e hizo un gesto restándole importancia al asunto.

—No es tan malo, yo también le he mentido a Bennet.

Al final terminamos por contarle todo con un poco más de detalle y tuvimos que salirnos del almacén con cuidado de que nadie nos viera.

[***]

Escuchaba la voz de Coppola y me hartaba. Me hartaba todo de él desde su insistencia conmigo hasta el hecho de que respirara. De vez en cuando me miraba con intensidad y le alzaba una ceja preguntando algo como "¿se te perdió algo o qué?".

También estaba Zoe Murray, su jefa, por lo tanto, la jefa de jefas de todos —a menos que sea el papá de Coppola—. Al parecer no era el único país donde pasaban cosas raras y malas. Países como Alemania, Australia, Japón, Rumania y Estados Unidos, eran los más afectados en ataques constantes al gobierno.

Jeff, tal vez sí se estaba haciendo presente...

—El equipo de trabajo de Brown, trabajará solamente en el caso 18040917, y los demás recopilarán toda la información de archivos pasados referentes a ataques de Jeff, cualquier mínima cosa, nos lo hacen saber.

El misterio de un amor  |  Nueva versiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora