42. Título de príncipe

3 0 0
                                    

C U A R E N T A    Y    D O S

DANIEL RICHMOND

24 de diciembre de 2019.

Feliz noche buena.

Esperaba una noche cenando en familia, incluso con mi tío y su novio. Últimamente, estaban más cercanos que de costumbre y me comenzaba a sentir a gusto teniéndolos.

Pero había algo mucho más grande que una cena y era asegurarme que todo estuviera bien con ella.

No era un martirio ir a verla, lo que me era un martirio era el hecho de pensar que, en cualquier momento, ella lo haría. Era capaz y lo sabía. Por eso se me hizo raro no encontrarla en su departamento.

Su ropa no estaba, tampoco sus decoraciones que tanto le gustaban. El lugar estaba decente, según el portero, ella había salido hace un rato, pero supe que mintió, tampoco pudo haberse ido de la ciudad pues aún quedaban sus zapatos y también la caja del vestido de novia que preferí no mirar mucho.

Estuve ahí un rato husmeando sin encontrar algo que me ayudara a saber su paradero.

Tal vez, se habrá ido con su familia... No, su familia era una mierda, no le harían caso.

Bajé las escaleras del piso cuatro hasta el living, me despedí del portero e intenté de nuevo marcarle al teléfono con mis manos libres. Afuera había un frío de mierda y no se podía negar que el cielo daba mala pinta para un mal inicio navideño.

Lo que pasó después...

Ni siquiera quiero describirlo, era de los pocos momentos que quería que me arrancaran de la mente.

Quería olvidar.

Y quería saciar mi ira.

[***]

25 de diciembre de 2019.

Arruiné su víspera de navidad, claro que lo hice, solo yo podría arruinar la felicidad de mi familia de esa forma.

Era mi culpa.

Yo le arruiné la vida, ella me lo dijo y lo hizo.

Si le hubiera dicho que no esa noche en el club, las cosas no se estarían saliendo de control.

Porque eso era lo que pasó, todo se salió de control. Ella lo hizo, yo lo hice, el mundo lo hizo, todos y cada uno de los seres humanos lo hacemos en algún punto de nuestra vida. Nos descontrolamos.

¿Cómo se repara un alma que no merece ser reparada?

Abigail, Theo, Odette... Una familia se fue por mi culpa.

Estaba seguro de que lo había hecho para no seguir con su dolor, pero es que no podía solo olvidar a mi Abigail, mucho menos lo que hizo, dejando a ese niño sin un papá. No deseaba esto, no deseaba verla así.

Mi castigo fue estar presente en ese momento en el que su corazón dejó de latir, en el que me dio ese claro mensaje de que ya no iba a volver y que fue mi culpa. Lo peor es que tenía razón.

No había podido dormir desde días antes y ahora, menos.

Esperaba en mi habitación que alguien llegara con la noticia de que todo fue una confusión como hace meses que ella estuviera bien; viva. Que aceptara sus errores, que se fuera lejos de aquí, que se diera cuenta que no estábamos destinados y que ni forzando las cosas saldría bien.

Me pregunté ¿Por qué yo? ¿Por qué me escogió a mí para ser la persona con la que compartiera su vida?

Hizo lo imposible para que yo estuviera para ella y fuéramos 'felices', pero solo era Odette creando su mundo de fantasía con una princesa en un castillo donde estaban dos dragones haciéndole sentir insuficiente, creó un príncipe que se supone debía de salvarla y que era perfecto antes sus ojos.

El misterio de un amor  |  Nueva versiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora