28. Laguna de pensamientos

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V E I N T I O C H O

DANIEL RICHMOND.

12 de noviembre de 2019.

Me levanté con dificultad y salí. Sí..., el dolor era una mierda, debía de pedirle a Odette que me diera otra pastilla para el dolor.

Alto... ¿A dónde se supone que iba?

A la cocina de Odette...

¿Para qué?

Para un analgésico...

¿Por qué?

Por el dolor en el abdomen...

¿Por qué otra vez el dolor en el abdomen?

Pues... Ayer... Yo, ayer... Ayer... No me acuerdo.

Hace unos minutos yo, solo...

Uhm.

Solo debería tomar algo para el dolor.

Lo único que no entendía era por qué estaba tan golpeado, en qué momento pasó. Había una laguna de pensamientos no terminados en mi mente.

Fui a...

Me encontré con...

Llegué a...

Hice un...

Y me dormí.

Ay, mierda. Le iba a pedir a Odette que me dijera qué sucedió y a Brice que, de alguna manera llegó aquí.

¿Él me trajo?

Todo esto era muy raro. Mierda.

Los murmullos se hicieron más intensos al estar en el pasillo, me apoyé de la pared para no lastimarme más y me quejé en voz alta cuando sentí dolor en mi brazo ¿También? ¿Qué mierda?

Todo quedó en silencio cuando llegue a la sala. Y la vi, estaba seria. La mirada que me dio me hizo saber que lo sabía.

Pero yo no tenía idea de qué sabía.

—Mamá.

Estaba sentada en el sofá, aún lado estaba Brice y del otro Odette, frente a ellos en el sofá individual estaba Eliana mirando con una ceja alzada.

—¿Y Melissa? —pregunté.

—En su primera sesión con el psiquiatra, tu tío llegó y está con ella —respondió mi madre.

Me fijé en la mesa del centro, llena de fajos de billetes perfectamente ordenados y cada uno tenía una cifra escrita arriba lo que daba un total de 8 mil dólares o tal vez más.

—¿Y ese dinero? —cuestioné. Me arrepentí de soltar esa pregunta porque ya tenía una idea de lo que sucedió.

—¿No sabes? —rebatió mi mamá

Negué algo perdido.

—Ay no —murmuró Brice.

Mire a Odette y ella solo articuló con sus labios un "acuérdate".

—¿No te acuerdas? —preguntó Eliana incrédula. Negué algo desconcertado también hacia ella —. Hiciste un trato con D... —se aclaró la garganta, evitando el nombre frente a los demás— con un mafioso, te hizo luchar como un maldito gladiador y te dio 8 mil dólares como recompensa, ¿eso no te suena familiar?

Mhm no, no me sonaba familiar.

Mi mamá me miraba con algo de intensidad, así que Odette sugirió que podíamos hablar a solas en la habitación, y no me negué, ¿de qué servía?

El misterio de un amor  |  Nueva versiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora