10. Falta de amor.

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D I E Z

DANIEL RICHMOND

8 de octubre de 2019.

Había llevado de nuevo esas rosas rojas, ella sabía que significaba y estaba sentada en el borde de la cama mirándome.

Sus ojos estaban tristes por mí.

—Dijiste que sería la última vez.

—Perdón, de verdad lo lamento. —Me acuclillé para estar a su altura—. Es la última vez.

—Todo el tiempo prometes lo mismo y te sigo creyendo —agachó su rostro.

—Esta sí es la última porque ya no quiero seguir con esto. —Suspiré—. Estoy terminando contigo, Odette.

Inmediatamente alzó la mirada, los ojos se le aguaron y comenzó a negar con la cabeza.

—No, no, no, no. No te he reprochado nada, esta vez no lo hice ¿Ves? —Se señaló a sí misma—. Ya estoy cambiando..., por ti.

—No quiero que cambies, solo ya no quiero estar contigo.

—¿Por qué? ¿Qué hice? ¿Qué cambió? —sorbió su nariz— ¿Hay alguien más? ¿Quieres a esa chica con la que te acostaste?

Suspiré pensando en si era mejor mentirle o decirle la verdad. Opté por la segunda.

—No hay nadie más, es que ya me harté, me cansé de todo esto. Se acabó, ya no quiero nada que tenga que ver contigo. —Veía en sus ojos las lágrimas acumuladas y como caían a montones—. Lamento mucho haberte hecho esto, así que ya no habrá más daño de mi parte hacia ti, es lo último.

» No hay nada malo en ti, solo ya me cansé.

Miró las rosas y después me devolvió la mirada. Volvió a negar con la cabeza y comenzó a sollozar.

—Te perdono todo, te perdono todo —repitió—, pero no te vayas, por favor. —Me tocó la cara y el cabello—. ¿Qué me falta? ¿Qué no hago bien? ¿Por qué no soy suficiente para ti? Tienes que ir y buscar a otras chicas porque hay algo que no tengo, ¿verdad? —balbuceó lo último.

No quise decirle más y traté de levantarme, pero ella no me dejó. Tomó mi playera y me mantuvo en mi lugar.

—Por favor, quédate conmigo, por favor, por favor, por favor. Es más... — se limpió sus mejillas y me mostró una pequeña sonrisa sin sentirla—. Podemos olvidar todo lo que ha pasado y volver de cero, ignoramos que me traes rosas para pedir perdón y en vez de eso, es porque me amas.

» No me dejes. Daniel, no sé qué voy a hacer sin ti. —Se apresuró a decir—. No importa si quieres a otras, solo... Solo quédate aquí conmigo. Te juro que haré cualquier cosa para ser suficiente. Sigamos juntos, por favor —rogó.

—No —dije rotundamente—. Estoy harto de sentirme asfixiado, me siento encerrado contigo. Me llamas, me mensajeas, me visitas inesperadamente a cualquier lugar que yo vaya, incluso a veces creo que me sigues. Ya no puedo. Este es mi límite y hasta aquí quedó todo. —decidí aclarar un poco más la situación—:

» No hay nadie más y tampoco es que no seas suficiente, es que ya no quiero y punto. No quiero que me perdones el que me acueste con otras chicas, no quiero que olvides lo de antes que, de hecho, todo el tiempo lo sacas a la luz cuando, según tú, eso era pasado. El punto es que no quiero nada de eso, solo déjame en paz..., solo terminemos. Es todo lo que pido —agregué lo último casi desesperado.

El misterio de un amor  |  Nueva versiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora