C I N C U E N T A Y U N O
¡ADVERTENCIA!
Contenido delicado.
En este capítulo se muestran escenas de violencia física y manipulación para ejercer violencia física, leer bajo su propio riesgo.
ELIANA BEAUMONT.
1 de enero de 2020.
Llegamos en menos del tiempo que esperé, él salió del auto y me abrió la puerta para salir. Notaba mi estado emocional, así que no preguntaba nada.
Preferí irme de casa de los Brown Delberg para descansar del agotamiento mental que sentí con Brown, también terminó cansado así que esperó a que me fueran a buscar para poder acostarse con Aysha. No le gustó mucho que fuera esa persona, pero no le quedó de otra; yo le aseguré que él era de fiar.
—Cuidado —dijo poniendo su mano entre el ascensor y yo—, casi te rebana.
No le contesté, me quedé unos segundos mirando hacia las calles, pero no pasó nada, no llegó nadie.
—Mañana me toca guardia —le comenté— te voy a mandar mensaje cuando este desprotegido para que vayas y me sigas ayudando, además tenemos que terminar de descodificar esa laptop que no has querido ayudarme.
Hizo una mueca y rodó los ojos, fastidiado.
—Qué pesada.
—Dagmar, de verdad tenemos que hacerlo lo más rápido que se pueda, ya no quiero sentir que me persigue.
—No te persigue, te lo prometo. Ha estado buscándote por Noruega, según vieron a varias chicas con rasgos parecidos a los tuyos.
Se me salió una risotada y él también se unió. Me apoyé en su hombro y él me dio un beso en el cabello. Me separé y le pegué.
—¿Y eso?
—Porque me estresas.
—¿Perdona? Tú eres la manipuladora, loca, obsesiva, calenturienta que no se contiene ebria.
Le di una mirada y fue suficiente para que sellara sus labios. Hicimos todo el rollo de burlar las cámaras de seguridad y entramos triunfales a mi pent-house. Él fue directo a la cocina a comer fruta porque era un inepto que no sabía cocinar.
Por mi parte, me deshice del saco y lo puse en el perchero, procedí a hacer lo mismo con el chaleco, me desabotoné las mangas de mi camisa de botones y cuando estuve en el umbral de mi recamara, me giré para mirar a Dagmar, muy concentrado cortando sus fresas y comiéndose unas uvas verdes.
—¿Quieres quedarte a dormir?
Levantó la vista y su boca parecía algo llena, como si se hubiera metido muchas uvas. Lo vi masticar apresuradamente y entrecerrar los ojos hacía mí. Negó con la cabeza algo perturbado.
—Es un truco, a mí no me engañas.
Alcé una ceja, interesada en su análisis.
—¿Entonces no quieres dormir aquí... Conmigo?
Siguió observándome en desconfianza.
—Sí, es un truco.
Procedí a abrir un botón de mi camisa de la cadera para arriba y él miró el rumbo de mi mano. Tomó un pedazo de fresa y se lo metió a la boca dejando que nuestras miradas se conecten.
—¿Qué haces? —preguntó.
—Me voy a cambiar de ropa para ponerme el pijama —respondí simple.
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El misterio de un amor | Nueva versión
RandomNuestro alrededor a veces nos da señales de cosas que no vemos a simple vista, pero eso no quiere decir que no nos sucederán en un futuro. Ellos vivían en su burbuja. Un amor único, demasiado melosos. Su matrimonio era lo que los unía, junto... al...