53. Mamba negra (Parte I)

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C I N C U E N T A   Y   T R E S

DANIEL RICHMOND.

29 de enero de 2020.

¿Sería prudente hacer un pastel en la madrugada?

Lo pensé seriamente, pero descarté la idea. Iría a comprarlo a Toppy's coffee, me ahorraba el levantarme temprano, de todos modos, Melissa despertaba muy tarde. Esa mujer podría pasarle un tsunami encima y no se daría cuenta.

Mañana era el cumpleaños de mi hermana y no tenía un regalo para ella; con el gasto de sus medicamentos, el psicólogo, el psiquiatra, su ungüento para quemaduras y los demás gastos de la casa, mi sueldo muy apenas alcanzaba para el gasto diario.

A la boutique la notificaron como pérdida total y eso deprimió a mamá.

Los proveedores seguían insistiendo con su dinero tirado a la basura decían que o les devolvíamos las telas, que no teníamos porque se habían vuelto cenizas, o les pagamos. Mi madre se lamentaba no haber asegurado la boutique porque ahora no teníamos nada.

Como prueba de ello, el teléfono fijo sonó a las 7 en punto como pasaba todos los días. Antes de que se pusiera a sonar como loco por culpa de los malditos cobradores, lo desconecté de raíz.

—¿Quién era? —preguntó una voz femenina y somnolienta.

Me giré encontrándome con mamá de pie, todavía seguía algo lastimada de la rodilla.

—Mamá, ve a la cama.

Negó con cabeza y caminó con cuidado hasta sentarse al lado de mí. Apoyó su cabeza en mi hombro y se me hizo extraño que llegara a darme afecto.

—Hay algo que tengo que decirte —mencionó tranquila—. Es sobre Jack Royal.

—No quiero tener nada que ver con ese hombre.

—Daniel, no puedes cerrarte así, por favor —pidió—, al menos dale una oportunidad.

—No, es repugnante verlo y se cree un jodido dios, es un maldito embuste-

—¡Oye, no seas grosero! —me reprendió alzando la voz—. Es tu papá, te guste o no.

—Pero-

—Quiere conocerte, saber de ti —pasó una de sus manos por mi cabello—. Él tampoco tiene la culpa de mis decisiones, yo fui cobarde y no le dije.

Me mordí el interior de mi mejilla aguantándole las ganas de decirle que él sabía, que mintió, que es una farsa, pero no pude. Ella de verdad, creía en él o lo intentaba.

—¿Por qué quieres que entre a nuestra vida? ¿Por qué me fuerzas a aceptarlo? —cuestioné.

—No te fuerzo, es solo que, si tú le das una oportunidad, tu vida va a cambiar para mejor. No me gusta decirlo, pero él trabajó por años y construyó una fortuna, puede mejorar tu vida para que seas alguien en la vida ¿Entiendes? —intentó hacerme saber—. Estudiar en otro país, graduarte, incluso él podría ayudarte también a generar ingresos para que tengas una vida estable.

» ¿Quieres quedarte aquí con nosotras sabiendo perfectamente que tu vida será mediocre?

—No será mediocre, estaré con ustedes, además tú-

—Daniel, yo no puedo darte más, te he dado tanto que sé que no es suficiente para verte triunfar, solo te veo explotándote para traer dinero a casa y preocupándote desde ya por cosas que no te corresponden. Nací pobre y no pude superarme, pero tú sí puedes, así que debes de tomar esa oportunidad —planteó.

El misterio de un amor  |  Nueva versiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora