33. Figura paterna

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T R E I N T A Y T R E S

ODETTE FITZ.

13 de diciembre de 2019.

Ella seguía leyendo en internet sobre conseguir pastillas prenatales falsas. Según, Chloe vendían en línea, creo que falló su intuición.

No tenía idea de cómo el plan saldría bien.

Estuve días sin dormir desde que había dicho esa gran mentira. Todo el tiempo miraba al cielo para rogarle que no se enterara de la verdad, al igual que no se enterara que seguía consumiendo droga.

-Pues no hay, pero no importa tengo una tía que está embarazada y tiene, así que le pido que me regalé y asunto arreglado.

Negué, preocupada.

-Daniel seguramente va a pedir todas las vitaminas, la receta, el nombre del ginecólogo, mi dieta, todo. Va a estar muy pendiente, él es así -aseguré.

Ella solo rodó los ojos con fastidio.

-Tú deberías de estar pendiente del pequeño accesorio caro que va aquí -señaló mi dedo- ¿Todavía no te ha dicho nada de la boda? -Volví a negar, encogiéndome de hombros-. Es que eres estúpida, presiónalo, Odette. No se puede quedar solo así, ¡te embarazó!

-¡Es mentira! ¡Ni siquiera sabe que me obligaron a abortar! -le grité de vuelta, levantándome-. No voy a poder, esto es demasiado. No puedo hacerle eso -me desesperé-. Hubieras visto su cara, no quiere esto y yo tampoco, no lo quiero así -me quejé.

-¿Quieres tener dinero o no? Porque esta es una gran oportunidad y serías más idiota de lo que ya eres si la desaprovechas. No puedes retractarte, ya está hecho -se levantó también, dando finalizada mi queja-. Me dijiste que tu madre trajo un vestido, ¿lo tiraste?

-Lo guardé, supuse que vendría por él, pero no tengo idea de dónde está ella.

Me tomó la mano y fuimos a mi habitación. Le indiqué dónde estaba y rápido volvió a abrir la caja para darle rienda suelta a mi tortura. Ese bonito y sedoso vestido de novia que no me quedó y que seguía sin quedarme.

-Creo que tu madre estaba en una playa, lo vi en sus redes sociales. Está guapísima, eh. No creo que tú te veas así a su edad -comentó con desdén. Tomó el vestido en sus manos y sus ojos brillaron-. Me lo voy a probar -opinó.

-No creo que sea buena idea, a mí no me quedó, supongo que-

-Cállate, qué egoísta eres -soltó dándome una mala mirada-. Soy tu mejor amiga, no es cómo que sea amante de Daniel -se pegó el vestido al cuerpo, mirándose al espejo-, aunque seguro que si tu novio me ve con este vestido, se enamora.

Levanté una ceja en su dirección y me devolvió la mirada con una sonrisa. Preferí no decirle nada, dejando pasar su comentario, de todos modos, ella no era mala, solo hacía bromas y chistes extraños referente a ello.

Fue a probárselo al baño y cuando salió, se veía... Wow.

-¿Me lo subes? -pidió poniéndose frente a mí de espaldas.

El cierre subió perfecto, y me senté en el borde de la cama observando las curvas que el vestido le hacía, no había nada fuera de su lugar y tampoco le apretaba más de lo debido. Sus pechos se veían voluptuosos, su cintura era pequeña ideal para ese tipo de vestidos, su culo se mostraba prominente y todo lo llenaba.

-Te queda... -pensé un momento en cómo expresarme sin escucharme celosa- lindo.

-¿Bromeas? Este es vestido es un sueño, me queda increíble, está hecho para cuerpos perfectos. -me ojeó un momento y quiso cambiar de tema-. He visto a Dan vestido como criminólogo, algunas veces con su traje ese todo completo, otra con una bata como un doctor -agregó de la nada, viéndose jovial.

El misterio de un amor  |  Nueva versiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora