C U A R E N T A Y T R E S
DANIEL RICHMOND.
26 de diciembre de 2019.
La madrugada cayó sobre la nueva mansión Fitz. No sé cómo pude levantarme para venir aquí y tener que soportar a su madre fingiendo que estaba desconsolada y su padre que lo único que hacía era mirar sin disimulo a las chicas que ofrecían pequeños bocadillos.
Nadie le prestaba atención al ataúd en medio de la sala, solo yo.
Todo el mundo estaba absorto en conversaciones que no tenían que ver con Odette, podía jurar que nunca en su vida la conocieron en persona. No era un velorio, era toda una reunión de empresarios adinerados aprovechando sus habilidades para engatusar a nuevos socios o patrocinadores.
Ni siquiera su 'mejor amiga' llegó y eso que era incondicional, ni imaginar si no lo fuera.
Escuché algunas risas en otra habitación, la cual identifiqué como el comedor. Había un pequeño grupo de personas chocando un par de copas, incluyendo a Quiana. Qué rápido se le olvidó su actuación y nadie se daba cuenta de que estaban en el velorio de su hija, bueno, de su hija adoptiva.
—¿Gusta algo? ¿Un bocadillo, café o una copa de licor? —preguntó cortés de una chica hacía mí.
—No —contesté tosco, pero me retracté porque sabía lo difícil que era dar un servicio a un desconocido—. Perdón, pero estoy bien así, gracias —asintió y se alejó unos pasos.
Quería despejar mi mente un poco, tanta hipocresía que me rodeaba me hacía querer desaparecerlos a todos.
Me levanté y caminé por algunos pasillos, aun con ese trago amargo de la gente ignorando a Odette, muchos ni siquiera ocultaban sus intenciones, directamente decían que vinieron porque necesitan nuevos contactos. Por cosas del destino, llegué a la cocina donde según yo estaba la puerta para el patio trasero.
—Lo siento, pero no —murmuró alguien amable.
—Deberías de pensarlo mejor, es una buena oferta y tú saldrías ganando, anda.
Solo con esas palabras supe quién era y no dudé en entrar a la cocina. Había una chica con el mismo uniforme que el de los camareros y se veía entre enojada e incómoda, tenía una bandeja con algunas copas llenas y bocadillos, se aferraba a ella con miedo.
Y ahí estaba el ser más asqueroso de la faz de la Tierra, Ramson Fitz.
Era muy obvio lo que estaba pasando. La pobre chica estaba casi pegada a una las encimeras, parecía lista para golpearlo con la bandeja y salir corriendo, él estaba tranquilo y con una puta sonrisa que decía "me atrapaste".
—¿Gusta que le sirva algo? —preguntó ella, no sin antes aclararse la garganta.
—No, creo que uno de tus compañeros te está buscando, dice que es importante —le señalé tras de mí.
Vi como suspiró y asintió relajando sus músculos.
—Con permiso —musitó y pudo haber salido por el lado más corto entre la isla y la encimera, pero prefirió dar toda la vuelta evitando a Ramson. Pasó por mi lado y apenas articuló—: Gracias.
Solo la miré un segundo, antes de volver la mirada al hombre tan despreciable que tenía en frente, ni siquiera tenía la intención de disimular. Era asqueroso mirarlo.
—¿Y? —fue lo primero que salió de su boca.
Y me daban ganas de golpearlo y matarlo.
¿Cómo se atrevía a acorralar a una chica que fácilmente podría ser su hija? Tal vez, la chica no pasaba ni de los veinticinco y él quería...
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El misterio de un amor | Nueva versión
RandomNuestro alrededor a veces nos da señales de cosas que no vemos a simple vista, pero eso no quiere decir que no nos sucederán en un futuro. Ellos vivían en su burbuja. Un amor único, demasiado melosos. Su matrimonio era lo que los unía, junto... al...