15. Halloween

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Q U I N C E

DANIEL RICHMOND.

31 de octubre de 2019.

Bonita manera de cerrar las fiestas de Halloween, yendo con un verdadero diablo.

Dagmar Rurik, uno de los jefes más importantes de la mafia rusa.

Lo malo es que esto era Canadá y no había demasiado poder para ellos.

—¿Es este lugar? —miró hacía la edificación, a lo que asentí—. Ya veo —se giró hacia mí y frunció el ceño— ¿La camioneta es de Brice?

—Sí, ¿por qué?

—¿No deberías estar en reposo? ¿No se supone que no deberías manejar?

Debería de estar en casa y debería no manejar, pero daba igual.

—¿Qué importa? —contesté a la defensiva.

—Me sorprende que él te deje tomar su auto teniendo en cuenta que su última camioneta la chocaste tú y la hiciste mierda.

Puse los ojos en blanco, fastidiado porque este tema ya lo sentía pasado.

—Que yo no choqué, me chocaron.

Se encogió de hombros y entró al lugar, tuve que alcanzarla para verificar que no hiciera locuras.

—Antes de que entremos —dije antes pasar la puerta—. Quiero sepas que, si las cosas se salen un poco de control, trataré de cuidarte y protegerte.

—Eso es mentira. —Dejó claro—. Daniel, todavía eres un soñador y sueles ser egoísta por conseguir lo que quieres, en este caso proteger a tu familia. Así que, si te dan a elegir entre mi seguridad o la de tu hermana y tu madre, las vas a elegir a ellas. —Cortó mi habla y soltó una risa seca—. Las personas que deciden para sí mismas no necesitan soñar para ser egoístas.

—Como tú. —Asintió sin ningún remordimiento o culpa—. Eso suele ser cruel.

Una de sus comisuras se elevó, mostrándome una sonrisa ladina.

—Lo cruel me hace gracia, Daniel Richmond.

Entró hacia el burdel y lo que vimos fue increíblemente vulgar.

El lugar era como una orgía
donde no sabías quién conectaba con quién, mujeres desnudas bailando, hombres ebrios
mirándolas y dándoles dinero, meseras con sonrisas coquetas e hipócritas; entendía esas
sonrisas hipócritas porque el cliente tiene que llevarse una buena experiencia y tienes que
ser amable, en este caso tienes que ser coqueto o coqueta. Lo viví algunas veces en Toppy´s coffee, al cual esperaba poder volver para el próximo año o al menos en diciembre.

Veía a Eliana preguntar a cualquier persona que se le cruzara por Dagmar Rurik; así no funcionaba.

—Mejor yo lo busco y tú solo te quedas quieta, ¿ok? —propuse, tomándola por los hombros y guiándola a la barra.

—Oye, pero-

—Sí, perfecto, yo lo busco. ¡Vor! —le grité a un barman que conocía—, cuídala y no dejes que se vaya.

Le dio un vistazo demasiado fugaz y alzó ambos pulgares.

Ok, definitivamente no la iba a cuidar.

Mientras pensaba en qué hacer, Eliana se interesó en el segundo piso; lo había encontrado. Sonrió hipócrita y lo saludó moviendo sus dedos con lentitud. Dagmar no dejaba ver ninguna expresión en su rostro, se alejó y lo perdimos de vista.

El misterio de un amor  |  Nueva versiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora