19. Dúo Danice

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D I E C I N U E V E

ELIANA BEAUMONT.

7 de noviembre de 2019.

Una puta diarrea venía a arruinar mis planes.

Estúpido Brice.

Estábamos reunidos charlando sobre cómo íbamos a quedar con este nuevo obstáculo a menos de un día de la celebración. Ayer todo el mundo se sorprendió cuando llegaron varios diseñadores y comenzaron a medirles el cuerpo. Claro que yo lo pagaría todo, pero qué importaba. Cada uno quedó encantado con su atuendo.

No queríamos que el traje de Fauvel se viera opacado por una mierda. Así que tocaba quitarle protagonismo.

Seguían discutiendo sobre quién debía acompañarme y yo me había hartado de decirles que iría sola.

—Ya dije que puedo ir sola, si me escucharan...

—Puede ir Richmond contigo —propuso Dawson, casual.

—Sí, claro, puedes ir con él. Es como si fueras conmigo —soltó Fauvel con una sonrisa pícara.

Daniel alzó la vista de su móvil arrugando el ceño hacia Dawson y luego hacia Brice.

—¿No tú te estabas cagando? —le reclamó él a su mejor amigo, a lo que se encogió de hombros.

—Puedes ir con Eagle —planteó Brown.

—¡No, él no! —dijeron al unísono Dawson y Fauvel.

El mencionado no dijo nada, estaba muy concentrado comiendo. Todo el mundo estaba comiendo a más no poder.

A lo mejor por eso le dio diarrea a Fauvel.

—Que vaya con Daniel —volvió a proponer Brice.

—Sí, que vayan juntos —secundó Dawson.

¿Cuál era su manía de querer que fuera conmigo?

—¿Por qué yo? —preguntó malhumorado— ¿Por qué no tu inseparable amigo Clinton?

—Porque aquí nuestro querido Clinton —Nina pasó su brazo por los hombros de Brown—, va a seducir a una mafiosa —terminó de decir, guiñando en su dirección.

Eso no le agradó a Brown, de hecho, no le agradaba la idea de tener que estudiar a esta mujer para sacarle información importante, pero tenía qué. Claro que, su esposa fue la primera en enterarse de esto porque Clinton odiaba ocultarle las cosas y más si estaba embarazada.

Aysha estuvo de acuerdo con ello, era normal. Era parte de nuestro trabajo tener que hacer operativos en cubierto que tengan que ver con que coqueteemos o que follemos con otras personas.

—Que vaya contigo —murmuró Dawson ahora pasándome el brazo a mí sobre los hombros.

—Voy sola, no necesito a nadie.

—Que vaya contigo —insistió ella.

Me di cuenta de que Fauvel estaba haciendo lo mismo que Dawson conmigo. Supongo que le decía que me acompañe, por la cara de Daniel supe que estaba comenzando a hartarse.

—¡Agh, ya! ¡La acompaño, carajo! —Dan se soltó del agarre de Brice.

—No, voy sola.

—¿Ves ella no quiere? —adoptó una tristeza fingida en su rostro—. Ni modo, se hizo lo que se pudo, adiós.

Dan intentó irse, pero no lo dejaron.

—Nada, nada. La acompañas —siseó Dawson.

—¡Voy sola! —grité deshaciéndome de Nina.

El misterio de un amor  |  Nueva versiónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora