Cap.49

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Capítulo cuarentainueve.

El pasillo estaba en silencio. Amanda tenía la cabeza recostada en mi pecho, con los brazos envolviéndome en un abrazo que supe devolverle. Creo que se estaba quedando dormida, porque escuché una respiración más suave.

-Eh, tú -la agité suave- ¿Estás dormida?

Gimoteó. Pronunció algunas palabras que no logré entender.

- ¿Quieres que te lleve a la cama?

-Estoy cansada, hombre. No doy para otro round.

Solté una carcajada.

-Sólo voy a llevarte a la cama para que descanses.

Bostezó. La acuné en mis brazos y me levanté con ella. Peso pluma, por Dios. Amanda se acomodó en mis brazos. El pelo le caía por un lado, dejando ver ese rostro de ángel que poseía. Era tan preciosa que perdí el aliento momentáneamente.

- ¿Ted? -envolvió sus manos por mi cuello-. Puedo caminar hasta la habitación.

Le besé el pelo.

-No pesas nada, preciosa. Además estás cansada.

Aunque protestó con voz cansada, ya me encontraba caminando con ella en brazos. La familia entera nos observaba expectantes, esperando que alguno de los dos explicara qué había pasado hace unos minutos. Me dirigí directo a la habitación, donde estaban las bolsas de todas las cosas que le compré. La recosté sobre la cama. Amanda abrió los ojos de golpe. Le sonreí.

- ¿Qué?

Una pequeña y dulce sonrisa se dibujó en sus labios.

- ¿Tienes una idea de lo feliz que estoy de tenerte?

Rosé mi nariz contra la suya.

-Lo sé.

Y sin más preámbulos tomé su boca en un beso intenso.

-Será mejor que descanses, nena. Mañana nos vamos a Alabama -bajé las manos hasta el dobladillo de su camisa-. Te ayudaré a cambiarte.

Hizo un puchero, a modo de protesta, pero me dejó desvestirla.

- ¿Quieres ponerte una pijama? -le dije en tono burlón.

Agitó la cabeza.

-Como quieras, nena -halé la sábana para cubrirla-. Descansa.

Apenas le hube dado un beso en el pelo, noté como se acomodaba en la cama. Cerró los ojos y el rostro se le fue relajando lentamente. La observé por un largo rato hasta que finalmente se quedó profundamente dormida ¿Hacía cuanto no había descansado como Dios manda? Verla allí, con el cabello desparramado sobre la almohada, con el rostro relajado y el cuerpo en descanso sólo he hizo sentir una furia inmensa ¿Cómo Jack pudo perderse de algo así? Aun ausente desde hace muchos años en su vida, Jack seguía haciéndole un daño terrible.

Y deseé matarle por eso.

Agité la cabeza y me di media vuelta. Me dirigí hacia la sala, donde la familia permanecía. Vaya, lo que causa la curiosidad.

- ¿Y Amanda? -preguntó John.

-Acaba de quedarse dormida.

- ¿Pero está bien?

-Entre todas las cosas, sí.

Suspiró y volvió a sentarse junto a su mujer. Phoebe se puso en pie y vino hacia mí. Me sonrió tímida antes de abrazarme. Sonreí enternecido mientras la cubría con mis brazos. Oh, mi pequeña debilidad.

Cincuenta sombras y luces de tedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora