Capítulo cincuentaitrés.
-Ah, de todos modos este lugar me encanta.
Amanda cerró los ojos e inhaló fuerte. Huntsville olía a flores y a humedad. Uh, claro. Estábamos en primavera.
-Hace un par de años pusieron un jardín botánico al lado del aeropuerto -explicó Amanda-. Por eso es que el aroma de las flores es tan fuerte. No son para vender, sino más bien las tienen como un museo de la flora.
- ¿También te gusta la jardinería o qué?
Ella me sonrió burlona. Le correspondí.
-No, a mí no. A Stella sí.
Le tiendo la mano. Ella la toma y antes de poder pensarlo, la beso. Sus besos saben al vino que tomamos en el avión.
-Quería proponerte algo -ronroneé contra su boca-. Nos conviene a los cuatro.
- ¿Qué cosa?
-Estaba pensando alargar un poco la visita. ¿Un par de días, quizá? Mis padres tuvieron que cancelar sus vacaciones por todo eso de Jack, así que volvieron al trabajo. Me gustaría que se distrajeran un poco aquí.
Ella sonrió. Uf, nena. Esa sonrisa me dejaba siempre desorientado.
-La idea me gusta. Sólo tenemos que ir por las fotos y le planteamos la idea. No creo que haya problema.
- ¡Con un demonio, Devor! -Amanda golpeó la mesa de caoba-. Debiste avisarme.
El tal Devor, con un trillón de canas en el pelo, volteó la mirada hacia Amanda. Lucía apenado y del cuello le resbalaban unas cuantas cosas de sudor. Creo que podría entenderlo. Nunca había visto a Amanda tan molesta. Incluso a mí me dieron escalofríos.
-Sí, yo...T-te hubiese llamado, pequeña, pero sabes que no me gusta hablar de estas cosas por una vía no segura.
-A ver, Davor -se pasó la mano por la frente-. Estuve aquí hace tres días ¿En qué jodido momento enviaste las fotos a Massachusetts?
Devor se secó el sudor con un pañuelo.
-Las envié anoche, pues. Hablé con Havie y me dijo que no había problema -se aclaró la garganta-. Sabes que habíamos acordado cambiarlas de lugar, Amanda.
- ¡Es que nunca me avisan!
Miré a papá de reojo. Genial. Tampoco sabía quién era Havie.
-Necesito ese sobre. Ahora.
-Sabes que no te las puedo dar. Tienes la curiosidad de un niño de dos años. Abrirías ese maldito sobre y ¡puf!
Amanda bufó. Vi como Devor entrecerraba los ojos.
-Las viste, mierda -masculló él-. Bueno, ¿es que no te parece suficientemente peligroso lo que ya sabes?
Se cruzó de hombros. Mujer Terca 3000.
-Me importa una mierda si es peligroso o no. Sé manejarlo. Dime donde enviaste las fotos.
Devor puso las manos entrelazadas sobre el escritorio. Le pidió que se sentara, pero estaba tan alborotada que no fue capaz de hacerlo. Me quedé sentado ¿Debería acercarme y que termine rasguñándome la cara? Uf, parecía una gata encelo.
-Cuando Bruno y Stella te adoptaron, quedamos en que iba a desaparecer Amanda Hyde. Bien. ¿Entonces qué haces aquí?
Amanda maldijo en voz baja.
- ¿Qué importa el puto cabello?
Los ojos del hombre brillaron de preocupación.
-Tu padre está suelto por ahí, sin contar a tu hermano -me señaló-. Sales con el hijo del hombre que más odia -señaló a papá-, con quien vienes. Además está su mujer.
Rebuscó entre los cajones de su escritorio. Le pasó un sobre blanco.
-Tienes la astucia de un Halcón de Merlín, Amanda. Eso es lo que tu padre quiere de ti -suspiró-. Ya sabes la historia entre Jack y los Grey. Ese hombre está furioso por saber que alguien de su sangre está con alguien de la sangre de Christian Grey. Carne de su carne.
-Jack no conoce de sentimientos paternos -objetó ella-. Su madre se suicidó. Su padre lo abandonó -tomó asiento al fin-. Yo sé más de lo que crees.
Devor sonrió.
-Tu terquedad te hace cometer muchas locuras -me miró discretamente. Me removí inquieto-. A diferencia de lo que crees, eso te hace especial.
-No es lo que decía mi psicólogo -musitó entre dientes.
-Roger está más loco que todos nosotros, pequeña. Es inteligente, sí, pero loco.
Amanda suspiró. Se le veía un poco más tranquila.
- ¿No vas a darme las fotos? ¿O, al menos, decirme a donde las enviaste?
La miró fijamente.
-Ya te las he dado -miró al sobre blanco, que aun descansaba sobre la mesa-. Úsalas bien, Amanda.
Amanda extendió el brazo para tomarlas, pero Devor la detuvo. Sacó un sobre amarillo de uno de los cajones y lo sostuvo en su mano.
- ¿Eso qué es? -preguntó ella.
-Havie y yo hemos asegurado tu vida de todas las maneras posibles -la miró severo-, pero tienes una habilidad que Dios proteja para meterte en problemas -extendió el sobre hacia ella-. Lee.
Tomó el sobre en sus manos y comenzó a sacar los papeles sin perder tiempo. Mientras la hacía, observé que Devor sacaba otro sobre amarillo. Amanda leyó y leyó. Noté que comenzaba a ponerse pálida.
-Oh, Dios mío...
Miré a papá. Él y mamá se levantaron de la silla y se nos acercaron, preocupados. Amanda miró fijamente a Devor, con las manos temblorosas.
- ¿Es c-cierto? -se puso de pie- ¿Qué otras porquerías no me han dicho?
Devor se encogió de hombros.
-Por eso quería que la encontrara -dejó caer los papeles al suelo-. Eso...eso es asqueroso.
Me puse de pie.
- ¿Qué sucede? -pregunté cauteloso.
La mirada de Amanda lucía enloquecía y llena de repulsión. Devor se adelantó y extendió el otro sobre hacia ella.
-Esa mujer no puede saber quién eres -Amanda tomó el sobre-. Al menos no por un tiempo.
- ¿Qué sucede? -pregunté de nuevo.
Amanda volteó a verme, luego a papá y luego a Devor. Trató de hablar, pero la voz se le quebró las primeras tres veces.
-Elena... -musitó aturdida.
Papá frunció el ceño.
- ¿Elena qué? -preguntó él.
Amanda suspiró temblorosa.
-Elena y Jack habían tenido una especie de relación sadomasoquista por un año. Luego ellos...ellos... -se tapó la boca para no gritar-. Descubrieron que...que...
- ¡Dilo! -gritó papá desesperado.
Epa, Grey. No le grites.
-Descubrieron que son hermanos -hizo una mueca de asco-. Jack y Elena son hermanos.
😨😨😨😨😨😨😨hasta yo me sorprendo😨😨😨😨😨😨😨😨😨😨