Capítulo cincuentaisiete.
En este momento podía comprender la preocupación de papá. Jack estaba loco, totalmente loco. La sonrisa socarrona no se había borrado ni un minuto de su rostro mientras nos apuntaba con el arma. William lucía nervioso y el arma le temblaba ligeramente en la mano.
-No pensé que este encuentro fuese tan pronto, la verdad -Jack dio algunos pasos hacia Amanda y tiró de ella con violencia-. ¿Qué desmadre te hiciste, a ver?
Amanda forcejeó inútilmente.
- ¿A ti que mierda te importa?
Jack hizo una mueca de asco.
-Igual de respondona que tu madre -tiró de su brazo, empujándola hacia William-. Sujétala bien. Que no se suelte -volvió la mirada hacia mí-. Vaya, vaya. De verdad que eres hijo de Grey. Te pareces a él -me apuntó con el arma-. No, no. Te pareces más a tu madre, sí. Los ojos azules.
Pensé en lanzarme sobre él, pero Amanda estaba aprisionada por William, con el arma presionándole en la cabeza. No era momento. Un paso en falso y William podría disparar.
-No eres muy hablador, ¿o sí? -Jack soltó una carcajada-. ¿Cómo está tu madre?
-Excelente -contesté entre dientes.
-Me imagino -sonrió burlón-. ¿Te habló de mí?
-Has sido nuestro tedioso tema estos últimos días, sí.
-Uh, supongo que ya te dijo que éramos amantes.
Apreté los puños. No era tiempo. No era tiempo.
-Anastasia Grey es la mujer más decente que has de haber conocido en tu vida, maldito cerdo.
La sonrisa desapareció casi al instante. Levantó el arma por encima de su cabeza, como si tuviera pensado golpearme con ella, pero inmediatamente volvió a apuntarme con ella mientras reía.
-La misma actitud de tu padre, muchacho.
-Ha de ser porque nunca te has enfrentado a un hombre de verdad, ¿eh? -señalé a Amanda con la barbilla- ¿Tienes miedo que tu propia hija, una mujer, te haga daño? No eres más que un cobarde.
Se acercó a ella en menos de tres pasos. Presionó su barbilla con los dedos, obligándola a abrir la boca, y le introdujo el arma. El pánico latió desde lo más profundo de mi ser. No, por favor...
-Eso se puede arreglar con un disparo -introdujo un poco más el arma-. Uno sólo y ¡bam! Se acaba.
- ¡No! -grité.
Jack sonrió satisfecho y retiró lentamente el arma de su boca. Amanda hizo una mueca.
-No te atreverías a disparar.
Jack se giró nuevamente. Le hizo una mueca de burla.
-Eres un cobarde, Jack. Un resentido. Un estúpido -soltó una carcajada-. ¡Eres un imbécil, Jack Hyde!
Alzó su brazo por encima de su cabeza y golpeó su rostro con el arma. Amanda soltó un gemido de dolor y casi cae al suelo. William la levanta con impaciencia y la mantiene de pie. Acarició su mejilla con el arma.
-La única razón por la cual sigues viva, es porque tengo un interés personal en obtener unas fotos que tú tienes.
Amanda le sonrió, con los dientes blancos bañados en sangre.
-Vas a tener que matarme, Jack, porque no te las voy a dar.
Jack soltó un gruñido y se dispuso a apuntarle con el arma. Cuando estuvo a segundo y medio de disparar, di dos pasos hacia él.