Capítulo 7.

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HEATHER:

No había nada que me molestara tanto en la vida como un plan no saliendo como esperaba.

Tenía un solo deber este verano, y en vez de ponerlo en marcha, ya había desperdiciado días y días en un insignificante desvío.

Al menos el plan era sencillo, por lo que podría lograrlo de todos modos. Solo me irritaba la cantidad de oportunidades que había perdido porque me había dejado ser distraída por alguien más—aunque esa persona no tenía el propósito adrede de distraerme, no; ella solo existía. Pero su mera existencia me molestaba al punto en que había perdido el foco de aquello que era relevante.

No por eso ella era relevante, claramente—ni a mis ojos ni a los de nadie. Solo lo había olvidado por un breve lapso de tiempo en el que mi desesperación porque ella desapareciera había eclipsado mi usual juicio.

El plan había empezado exactamente como quería.

Lo que necesitaba era encontrar a alguien—un chico, sí o sí, por supuesto. Había una sola chica que me gustaba en todo el mundo, una excepción a la regla—, para superar a Olivia. Solo necesitaba una nueva obsesión, alguien más por quien caer. Decían que un clavo no sacaba a otro, pero eso aplicaba a personas que no hacían lo necesario para lograrlo. Creía que, si me lo proponía, no había nada que no pudiera obtener. No había límites.

En un principio había pensado seguir el plan de Olivia del que me había enterado por accidente, eso de enamorarse de alguien y crear situaciones específicas para que el sentimiento naciera. Pero no podía cometer el mismo error que ella al pensar que me podía forzar a amar a alguien, por mucho que creyera que podía lograr todo lo que me propusiera. Tenía un historial de perder cuando se trataba de amor, así que ni siquiera perdería energía en intentarlo.

Solo quería algo sencillo, una cuestión de atención a alguien que no fuera Olivia. Algo de verano, de esos efímeros pero que consumían hasta los huesos.

Estaba tan enfrascada en mi mente que no me di cuenta de que alguien había llegado al patio hasta que frenó frente a mí, tapando la iluminación que provenía de las luces de la pared en la otra punta. Parpadeando rápidamente, alcé la vista y me encontré con Matt.

Pasé una mano por la cabeza de Ares, tan tranquilo como siempre, cuando Matt se sentó en diagonal a mí en el césped.

—¿Qué? —mascullé sin apartar la vista de Ares, molesta de que me hubiera interrumpido en medio del proceso de inspiración.

—Habías desaparecido sin avisar.

Rodé los ojos. Matt me irritaba a veces, buscándome y siguiéndome patéticamente por meses. Se había puesto peor desde nuestro pequeño beso.

No en un sentido pesado realmente, lo que habría sido preocupante, porque en realidad no hacía nada fuera de lo ordinario para una buena persona. Me preguntaba cómo estaba cuando me veía, o si quería salir a tomar un café con él y el resto del grupo—de hecho, era de las dos personas que recordaba invitarme. Ni siquiera me invitaba a pasar tiempo juntos a solas.

Quizás eso era lo que más me empezaba a molestar ahora que lo necesitaba.

Me había dado cuenta de que, por mucho que me irritara, no podía ser nadie más que Matt Talbi el chico con el que intentara superar a Olivia.

¿Qué persona más fácil y segura con quien estar que Matt? Era el libro abierto más aburrido con el que alguna vez me había topado—no había ningún misterio que develar en él, no tenía problemas ni secretos. En caso de que la distracción se convirtiera en algo más, no corría riesgo. En caso contrario, sabía que seguiría logrando lo que quería con él, al no tener mucho. Ya sabía que le atraía, como él a mí. Además, sería más fácil que con cualquier otro, con la cantidad de veces que estaba en mi casa por culpa de Olivia. Tendría un millón de oportunidades en el verano.

Cenizas de Promesas (#1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora