Capítulo 12.

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IVY:

Al llegar a la fiesta, las cosas tardaron unos cinco minutos en empezar a salir mal.

O quizás era una exageración, teniendo en cuenta que nada estaba sucediendo. Estaba en una esquina hablando con Olivia, Dita y Quinn, lo que era genial. El único problema era que Olivia, frente a mí, no era lo suficientemente alta para tapar mi vista de las personas que, por casualidad, estaban más allá. No tenía la imagen más clara, con la poca iluminación y las personas que se movían constantemente de un lado a otro, por lo que podría haber apartado la vista y fingir que eran desconocidos. Sin embargo, no era por la música a todo volumen que apenas oía la conversación a gritos de las chicas, sino por mi incapacidad para concentrarme en algo que no fuera la imagen a unos metros de mi círculo.

Un beso solo era eso, ¿pero qué era más de uno con la misma persona, en distintos lugares? ¿Qué significaba que la única persona a la que Heather le sonriera fuera mi hermano? ¿Qué significaba que la única chica a la que él no apartara fuera Heather?

No me concernía en lo absoluto. Si hacía feliz—o lo que fuera—a mi hermano, entonces estaba bien. Excepto que deseaba que fuera cualquiera menos ella.

No tenía sentido. Yo podía pensar en Heather como un rompecabezas que componer, como si ella soportara estar en el mismo lugar que yo siquiera, pero me molestaba que Matt pudiera verla como más de lo que era. ¿Sospechaba él lo mismo que yo? ¿Veía a Heather y se preguntaba cómo era realmente? ¿O no le importaba?

De todos, Matt era el único al que Heather no odiaba. De todos, era con él con quien parecía relajarse, bajar la guardia. Si portaba una máscara, suponía que Matt era el único que dejaría acercarse lo suficiente para quitarla. Incluso si yo había sido la primera en notarlo.

Pero no había motivo para pensar eso—¿quién me creía que era? Ni siquiera había estado segura de que ella supiera mi nombre hasta hacía poco—, así que finalmente aparté la vista y me concentré en las chicas.

Al ir a la cocina para buscar bebidas, un chillido en forma del nombre de Quinn nos hizo voltear en unísono. Solo pude distinguir cabello rosa corriendo hacia nosotras. Dándome un empujón, la chica se abalanzó sobre Quinn.

Olivia me salvó de caer sobre ella con una mano en mi cintura. Cuando giré la cabeza, avergonzada, solo me encontré con su expresión como si hubiera visto un fantasma, sus ojos en Quinn y la chica sin prestarme atención.

—Vamos a tomar aire —gritó Dita, acercándose a Olivia.

Olivia bajó la mano de mi cintura.

—¿Vienes? —me preguntó.

Entre su cambio de expresión y el ceño fruncido de Dita, además de la rapidez para sugerir salir, no quería entrometerme en lo que fuera que estuviera sucediendo.

—Voy a buscar algo para tomar —dije, negando con la cabeza.

—No te quedes sola —advirtió Dita antes de irse.

Al voltear, vi que la chica de pelo rosa se había separado de Quinn, pero sostenía sus manos y las alzaba mientras le hablaba a los gritos sobre cómo la había extrañado. Pasé por su lado para al fin entrar a la cocina, parpadeando con fuerza ante el cambio de luz. Estaba pensando qué servirme cuando oí a Quinn y la chica entrar detrás de mí.

—Ivy —llamó Quinn, acercándose a mí con una sonrisa gigante. Ya estaba un poco ebria desde salir del hotel—. ¿Y las chicas?

—¿Eran Olivia y la amiga? —interrumpió la del pelo rosa. Su voz era chillona hasta sin intentarlo.

Cenizas de Promesas (#1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora