Extra

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buenas tardesssss este extra tenía que llegar hace días para no publicarlo en el cumpleaños de ninguna de las dos y que pareciera favoritismo pero pasaron cosas..............es largo y probablemente el único extra que voy a escribir, así que disfruten. feliz cumple a heather y atrasado a ivy<3

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IVY:

Estaba arruinando el plan de Heather.

No se me podía culpar. Me había despertado antes de lo debido por la emoción y apenas había logrado cepillarme los dientes a través de mi sonrisa. Mi intención al asomarme de puntas de pie a la cocina era solo obtener un vistazo de lo que hacía, pero al encontrarla de espaldas haciendo algo en la encimera, no pude controlar el impulso de acercarme a abrazarla por detrás.

—¡No! —chilló, intentando girar en su lugar—. No mires.

—Buenos días.

—Nada de buenos días. Tienes que estar durmiendo, y yo tengo que ir a despertarte.

—¿Qué huele tan bien? —la ignoré, intentando ver por sobre su hombro.

Logró girar hacia mí y colocó las manos a cada lado de mis ojos, imposibilitando ver hacia la encimera a un costado. Alcé la barbilla para que al menos me besara de buenos días, pero hizo un ruido desaprobatorio.

—Es una sorpresa. No es el desayuno más elaborado del mundo —agregó—. Ni siquiera lo he horneado yo. El punto es llevártelo a la cama.

Heather había adoptado la mala costumbre de desestimar sus buenos gestos. Decía que seguía en su llamado "curso de humanidad", por lo que todavía estaba aprendiendo a hacer las cosas bien. No se daba cuenta—mejor dicho, no quería aceptar, porque yo se lo hacía saber—que sus gestos, pequeños o grandes, eran diarios y tan naturales como si hubiera nacido haciéndolos—como si hubiera nacido amándome.

—Estoy segura de que es perfecto.

—Tiene que serlo —replicó, su ceño enfurruñado—. Es el primer cumpleaños viviendo juntas.

Me apoyé contra ella con una sonrisa. Por eso mismo, mi cumpleaños ya era el mejor de todos.

Habíamos ahorrado por años hasta conseguir un apartamento bonito y enteramente nuestro unos meses atrás. Aunque desde conocernos no había despertado ni una sola vez en mi día sin Heather a mi lado, incluyendo aquel en el que vivía en la playa y ella en la ciudad, saber que esta vez era porque la compartíamos y no porque estaba de visita lo hacía especial.

No se me ocurría algo que quisiera más que estar justo allí, abrazando a Heather en nuestra cocina, con la luz de la mañana suavizando todo a nuestro alrededor. En especial cuando vi por el rabillo del ojo a mi perro entrar e ir a por su comida en una esquina—siempre esperaba a que ambas estuviéramos despiertas para desayunar.

—Vete de aquí —dijo con tono endurecido—. Me haces perder el tiempo. Tienes que desayunar, abrir los regalos, y salir a comprar más regalos antes de que aparezcan Tonto y Retonto a robarnos tiempo.

La dejé salirse con la suya. Frené en la sala de estar para poner música en el tocadiscos, una banda en honor a mi padre. Volteé al oír a mi perro y tomé dos de sus patas para intentar bailar con él. Solo logré unos giros hasta que se cansó de mí, dejándome con un mohín.

En el estante sobre el de los vinilos había un par de portarretratos, entre ellos una foto con mi padre que había rescatado de manos de mi madre. Mi padre tenía arrugas en los ojos por su sonrisa, y una de yo de unos siete años estaba colgada de su hombro, con mi cabello por doquier y dos dientes faltantes en mi sonrisa de punta a punta.

Cenizas de Promesas (#1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora