Capítulo 20.

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IVY:

Al decidir empezar a ignorar a Heather en vez de seguir intentando ser su amiga, había olvidado todos los motivos por los que esto último era mi única opción, a menos que quisiera morir bajo sus ataques.

Estábamos obligadas a pasar tiempo juntas. No solo por Matt, y cómo parecía que aparecer por nuestra casa era algo que ella podía hacer ahora, sino también por Dita y Olivia. No podía ser amiga de ellas sin también pasar tiempo con Heather.

Cuando fui a su casa ese día, no fue para verla a ella, sino porque Olivia me había invitado a ver una película junto con Dita.

Siendo honesta, odiaba ver películas, series o la televisión en general. No tenía la paciencia suficiente para sentarme quieta sin hacer nada más que ver y oír. Lo único que mantenía mi atención eran las películas infantiles.

Me senté en el sofá con Olivia en el medio. Habían dejado bebidas y cazos con comida en la mesa. Estábamos decidiendo qué película ver de entre el catálogo de las navideñas cuando oímos pasos por las escaleras. Las tres giramos a ver, encontrando a Heather.

—¿Quieres ver con nosotras? —la invitó Dita.

—¿Dónde está Matt? —Heather preguntó, mirándome a los ojos, como si Dita no hubiera hablado.

—Salía con sus amigos —respondí.

—¿Tiene amigos que no somos nosotras? —se metió Olivia—. El infiel.

—¿Y qué haces tú aquí si Matt no está? —siguió Heather.

Lo mismo me había preguntado yo al recibir el mensaje de Olivia. No había preguntado por Matt, ni la invitación me había llegado a través de él, lo que marcaba una primera vez. ¿Olivia de verdad quería pasar tiempo conmigo? ¿Se había despertado, pensado en ver películas con su mejor amiga, y decidido que quería que yo estuviera allí?

—Olivia me invitó.

Eso pareció tocar un nervio en Heather. Dejó caer la mano que tenía sobre la balaustrada y bajó los últimos dos escalones.

—¿Ves con nosotras? —volvió a preguntar Dita.

—Estoy ocupada —murmuró Heather, caminando hacia la cocina.

Cuando se perdió de vista, Dita y Olivia se enderezaron, volviendo a ver al frente. Dita parecía decepcionada, mientras que Olivia retomó el control remoto de la televisión con una mueca de indiferencia.

—¿Y cómo se llaman los amigos de Matt? —inquirió como quien no quería la cosa.

No pude evitar reír.

Unos diez minutos pasados de la película—un cliché de la chica pobre y normal que se casaba con un príncipe en Navidad—, Heather regresó de la cocina con un vaso de jugo y se paró frente a la televisión, tapándonos la vista.

—Heather —empezó Olivia con el tono más amable del universo—, entiendo que te ignoramos cada vez que podemos, pero eso no significa que de verdad eres invisible. ¿Te piensas mover?

Heather le hizo una mueca, pero hizo caso.

Excepto que no se fue, sino que, lamentablemente, para mi completo horror, demostrando que el universo me odiaba, se acercó al sofá y me miró a los ojos.

—Muévete —dijo.

Alcé las cejas.

—¿Quién te crees que eres? —Olivia pronunció mis pensamientos.

—No te hablo a ti.

—¿Quién te crees que eres? —repetí entonces.

Entreabrió los labios. Con una pequeña sonrisa para mí misma, me moví en el sofá antes de que empezara algo. Me pegué a Olivia, dejando espacio para que Heather se sentara del brazo del sofá, junto a mi otro lado.

Cenizas de Promesas (#1.5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora