Uno, dos y tres, respira.

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Es la fantástica Torre Stark la que almacena la última tecnología que el mundo absorbe desesperadamente. En amplias instalaciones de blindados cristales se crean vacunas, avanzadas operaciones, se fabrican  IAs capaces de controlar el mundo en un solo comando.

—No pasa nada sino quieres hacerlo, ¿de acuerdo? —le asegura Peter. —No lo necesitamos antes, no lo necesitamos ahora. 

—No estoy seguro de eso, papá. —confiesa Archie sin dejar de observar la lista interminable de creaciones Stark que se leen en letras neón en una de las paredes. 

—De acuerdo, yo no lo necesite antes, ¿tú si lo necesitabas?

— ¿No lo sé? —se encoge de hombros y le ve casi asustado. —Es decir... tú siempre estuviste pero ahora que sé la otra parte... ¿cambiará algo?

Peter guarda silencio un par de segundos. —Tú sabes que soy huérfano... así que no puedo darte una respuesta. 

—Eras huérfano, papá. —le recrimina de inmediato. —Ahora tienes una familia. 

—Ven acá. —Peter tira de su vástago y deja besos sobre su cabello. —No te pongas tan loco, ¿sí?

—Me saca de mis casillas. —confiesa. — ¿Cómo es que era tú ídolo?

—Existió un sencillo Tony Stark que pudo conquistar al mundo con una sola sonrisa. 

—Antes de ser Superior y todo eso, ¿no? 

Peter asiente despacio y Tony deja de espiar. Gruñe un poco y espera ansioso los resultados de aquellas pruebas que se reirán del él por buscarle donde ya no hay nada más que buscar. Aunque realmente no buscaba una prueba genética que le demostrara que el niño era parte de él, sino mas bien trataba de encontrar en cualquier lugar algo que le digiera que sigue. 

Y es, ¿Qué diablos se hace cuando se entera que es padre de la noche a la mañana?

Y no es padre de un niño cualquiera, Archie evidentemente tenía un material genético extremadamente valioso. Era hijo del virus Extremis, no aprendió a controlarlo, no sobrevivió al virus. Nació con él, lo trae en su naturaleza y parece haberle llevado a un estado más allá de la perfección. 

En la semana que llevaba de conocerle, que parecía una eternidad por las revelaciones, le ha estudiado lo suficiente para saber que el niño es una fantástica criatura que en las manos correctas, con el molde ideal, será indestructible. 

De primera mano probó su sobre natural fuerza. Le vio flotar sin necesidad de un traje que le soporte. Por anécdotas contadas del niño a Rhodey, sabe que también tiene super velocidad. Y no olvidar que en sus registros escolares su IQ supera incluso el de él. Tony presumía sus modestos 210, pero luego descubrió que Peter Parker tenía un IQ de 250 y Archie caminaba humildemente con un IQ de 299. 

Sí era verdad, realmente era una maravilla. 

Su IA le informa que la laboratorista a ingresado a la habitación donde los Parker esperan y evita derribar la puerta por los nervios que le apremian. 

—Oh, señor Stark. —saluda la serena mujer. —Sus resultados. —y sin pena ni gloria le entrega el sobre que contiene la confirmación de lo que ya sabe, lo que siente. 

Se fija en Archie, recostado en el sofá, viéndole sin ningún interés. — ¿Lo lees?

Busca a Peter, abrigado en un suéter gigante de color verde musgo combinado con unos ConverseⓇ, que espera paciente.

Y aunque analice la tabla comparativa todavía necesita leer la única frase que importa. 

—Positivo... —declara en un murmuro. 

Peter ni siquiera se inmuta. Sigue sentado, respirando pausado y viendo atentamente al mocoso, su mocoso, que sonríe con burla. — ¿Cómo prefieres que te llame: papi o papito?

— ¡Archie! —vuelve a regañar Peter. — ¿Recuerdas lo mucho que sorprendiste cuando te lo conté?

—Sí. 

—Entonces déjalo, está en shock. —se pone de pie y toma la mochila de Archie que descansa en el suelo. —Y vámonos, se te hace tarde para la escuela. 

Tony reacciona cuando están por abrir la puerta. — ¡Esperen! ¡No pueden irse!

Archie es el primero en darse vuelta y colocarse frente a Peter. — ¿Por qué no?

—Es decir... ¿solo así y ya? —pregunta incrédulo. — ¡Yo soy tu padre!

—Ugh, no repitas a Darth Vader. —recrimina Archie. —Adivina, genio, no es novedad para mí.

—Pero-pero-

—Se me hace tarde para la escuela, hoy diseccionaremos una rana y no quiero perderlo. —sigue hablando. 

Peter respira profundo y se acerca con lentos pasos al millonario. —Escucha, sé que es extrañamente raro para ti, toma el tiempo necesario para procesarlo y luego podemos conversar, ¿de acuerdo?

— ¿Conversar?

—Sí Archie o sí tu quieren ser parte de la vida del otro. —aclara despacio. —Y ahí donde lo ves, también está impactado. Lo llevaré por un helado y lo dejaré en la escuela. 

— ¿Quieres que te dinero para el helado? —pregunta en susurro.

Peter Parker lo ve un micro segundo y sonríe con todos los dientes. —No, no es así como funciona. 

—Yo... 

—Escucha, el shock que estás pasando, yo lo pase hace años... —murmura con confianza. —Despacio, ¿de acuerdo?

Y se marchan, dejándole con una positiva prueba en la mano y sintiéndose desplazado de su propio mundo. Desorbitado y bastante, a falta de un mayor termino, confundido. 

De noches estrelladas. [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora