Por favor.

105 11 0
                                    

—El caso es desestimado. —declara el juez sin mayor ceremonia.

Las abogadas de Industrias Stark ni siquiera aplauden, ni se felicitan entre ellas. Nada. Se despiden mecánicas y abandonan la sala con prisa. Pepper sí abraza a Peter y le asegura que no existe un plano de la realidad donde no vayan a protegerles y defenderles con todo.

Cuando Olivia se para frente a él, no hay una sola expresión en su rostro. — ¿Suertudo, Peter?

— ¿Cuál es tu maldito problema? —ladra Tony Stark. — ¿Qué no te dejo claro el juez qué tus argumentos son infundados y carecen de lógica?

—Tony... —pide Peter.

—No. —se pone de pie de un salto. —Tú puedes ser todo amor y paz, pero yo no. Y ella tiene que entender que nunca nadie podrá separarte de Morgan. Y que tu no estás solo.

Olivia Mountbatten no flaquea ni un segundo, se mantiene serena ante las potentes palabras de un aburrido Iron Man. — ¿Puedo al menos despedirme de ella?

Peter, sentimental por la ferviente declaración del mayor, asiente. Morgan está en Norland, se chupa los dedos y aplasta uno de los juguetes que ha elegido como acompañante para esa ocasión. Olivia se inclina lo suficiente para murmurarle tonterías y verla con amor.

Peter no quería eso. Pero sí Olivia tuvo el débil pensamiento de arrebatarle a su sangre, no tuvo más opción que perder. Afortunadamente el caso había sido desestimado, ningún ridículo argumento de Olivia, donde aseguraba que Peter Parker no era capaz de ser un buen padre, fue derrumbado, uno a uno, por las abogadas de Industrias Stark.

Cuando Olivia se va, Peter tiene un escalofrío. Se va sonriendo a pesar de haber perdido, va con la frente en alto y amenaza con volver, aunque claro, solo por la pequeña Morgan que balbucea y trata de quitarse un pequeño calcetín.

— ¿Te parece bien ir a almorzar? —pregunta Tony antes de abrir la puerta de los tribunales.

Nada los preparó para eso. Incluso la pobre Pepper tuvo que contener el jadeo de sorpresa. Era una absurda cantidad de reporteros, de cámaras que disparaban flashes casi con odio. Se abalanzaban entre ellos y gritaban preguntas que ni siquiera terminaban de formarse.

—No puede ser... —maldice Peter. Gira el rostro de Morgan contra su pecho y busca a Tony.

El mayor tiene la mandíbula tan presionada que puede ver el rápido movimiento de sus venas resaltadas. Se quita la chaqueta de cuero y cubre totalmente a Morgan, ruge un par de maldiciones y le ordena a Pepper quedarse detrás de él.

Se hace campo a empujones, sin responder ni una sola pregunta, sin detenerse un solo segundo. Casi suspira aliviado cuando las puertas de la RAM se cierra al mismo tiempo.

— ¿Qué pasó? ¡Dijimos sin prensa! —le habla a una molesta Pepper que lucha poniéndose el cinturón mientras Tony arranca.

— ¡No debía estar aquí! —contesta acalorada, sacando su móvil y empezando a teclear desesperada. —Voy a controlarlo, no se preocupen.

Peter muerde el interior de su mejilla y tranquiliza a una inquieta bebé. —Tranquila, cariño. Vamos a casa.

Es diecinueve de Diciembre, Archie volverá en dos días para las vacaciones de Navidad y Año Nuevo. Habían decidido esperar que volviera para poder ponerle al día de los acontecimientos, tratando de librarle de cualquier estrés que esa situación podría generarle. Tenía suficiente con el final de semestre en el MIT.

—Déjame en la Torre, voy a detener esto. —pide Pepper después de avanzar un par de cuadras.

Durante el trayecto de la Torre Stark al hogar de los Parker, Moony cae en un plácido sueño y Peter casi suspira con alivio. Recuesta la cabeza en el respaldo del asiento y se gira lentamente a un Tony Stark que maneja sumamente concentrado.

De noches estrelladas. [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora