Práctico-a.

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El sexo ha tenido muchos nombres y muchos significados a lo largo del tiempo. Pero es un simple acto, bastante práctico y repetitivo. Se conforma de varias partes y requiere de bastante práctica conseguir que sea agradable para todas las partes involucradas. 

Muchos dicen que es una unión de almas, para otros no es más que un rato de caliente diversión.

Es diferente para cada persona y un ser superior a un humano no es la excepción  a la regla. 

Tony Stark sigue sin ser capaz de creer que Peter Parker está debajo de él, casi desapareciendo en la blanda cama. La remera se pega a su tembloroso pecho y le ve expectante con sus enormes ojos de ciervo encandilado. 

Peter Parker también es incapaz de creer que eso está sucediendo. Pero no hay marcha atrás, ha convertido en ruido blanco todo lo que hay en su cabeza y se permite ser lo que siempre ha sido, un crío enamorado del enigmático hombre que lo ve con las pupilas dilatadas.

Las ásperas manos de mecánico no pierden tiempo. Se arrastran por sus costados enviando mortales escalofríos que multiplican sus temblores. La experta boca no le da un respiro, aterradores besos que lo perseguían en sus sueños, son hechos realidad. Se queda sin aliento cuando siente el caliente músculo indagar dentro de su propia boca. 

Es húmedo, obsceno, caliente. Y le encanta, juraría que casi puede ronronear.

—Deberías ser un crimen, Peter Parker. —murmura Tony contra su oreja. 

No puede responder. Tony Stark lo tiene paralizado, acorralado y no desea huir. Abre más las piernas, le da más espacio para que puede seguir frotándose contra él. Para que sea libre de hacer con su cuerpo lo que desee, al fin de cuentas, siempre le ha pertenecido.

—Tócame. —pide, ordena y Peter obedece. 

Los músculos son de firme acero hirviente. Tony Stark está, casi literalmente, ardiendo. La memoria de Peter viaja al pasado. Lo lleva a esa fría noche cuando todas las estrellas del cielo entraron a una habitación y brillaron detrás de sus párpados. 

—Tony... —murmura y siente en la palma de sus manos como el mortal líquido se agita dentro del mencionado. 

El mayor se sienta sobre las pantorrillas y Peter se graba esa imagen irreal. Tony Stark entre sus piernas, sin remera, con el botón del jeans abierto y la evidente erección remarcada contra el cierre. Los celestes ojos lo estudian, de arriba hacia abajo y tiran sin prisa, pero sin calma, de su pijama. 

Los largos dedos se filtran debajo de su remera y entonces la duda aparece. Peter presiona los brazos, deteniendo un poco el movimiento. 

— ¿Qué? —Tony junta las cejas casi de inmediato. 

El corazón de Peter palpita con rapidez. —Yo... ¿te importaría dejarla?

— ¿Por qué? —no se ha movido un solo centímetro. 

 —Porque... no creo qué-

—Me gustará todo lo que este debajo. —interrumpe Tony. —Me gusta todo lo que hay, por encima, por debajo, por los lados. 

Es imposible sonrojarse, pero lo logra, se mancha de rojo y tiembla. 

Ya no son tan grandes, pero siguen ahí. Redondos, firmes y de rosa pezón. Los mejorados sentidos de Peter son capaces de escuchar como las palpitaciones del mayor se aceleran todavía más. Y es demasiado lento para reaccionar que Tony Stark le está atacando de nuevo. 

Y el ingeniero desea tener el tiempo del mundo para explorar cada parte del delicado, pero nada frágil, cuerpo entre sus manos. Pero la desesperación es apremiante, siente que sino lo hace ya, no lo hará nunca, que morirá y que se perderá de ese único y especial regalo que el cielo le ha enviado. 

Decir que está hipersensibilizado por las caricias y las atenciones derramadas sobre él, es decir poco. Todos sus nervios entraron en corto circuito cuando las manos de Tony viajaron al sur y tocaron lugares que no habían sido tocados. Casi llora cuando Tony Stark besó lugares que nunca fueron besados. 

— ¿Estás listo? —Tony tiene el descaro de preguntar después de tres larguísimos e infernales minutos de una rápida preparación con nada más que un poco de saliva y líquido preseminal. 

 Y entonces su cabeza explota. No es delicado, pero tampoco tosco. Es una deliciosa mezcla dolorosa que lo hace aullar y contener la respiración hasta que siente que va a desmayarse. Siempre fue y será demasiado. Es Tony Stark dentro de él, besándole mientras murmura palabras impronunciables contra su oído, o raspando con su delicada barba contra las expuestas venas de su garganta. 

El sexo es maravilloso, sí. Pero, un pero grande y fantástico, el sexo entre dos personas genéticamente mejoradas, es alucinante. 

Tony empuja y no tome romper a Peter, quién tiene la desfachatez de abrir los ojos y sostenerle la mirada. El mayor es capaz de enloquecer con ese acto, ver unos ojos tan inocentes en un rostro que se contrae por el placer que sus caricias y estocadas están provocando. 

—Peter... —jadea cuando el mencionado intercambia posiciones con movimientos rápidos y delicados. —Peter, dios...

Es el cuerpo más jodidamente hermoso que sus pecadores ojos han visto. Pálido, esbelto, de plano vientre y de diminutos pechos que desea morder, lamer, chupar. Y lo consigue cuando logran, gracias a la elasticidad de Peter, encajar de manera sublime. 

Tony Stark está sentando en la cama con las manos sobre la delgada cintura de Peter Parker, quien ha flexionado las piernas y se mueve lo suficientemente rápido para no dejar de gemir y aún así, seguir besándose, o lamiéndose la cara como sería mejor representado.

Eventualmente culminan. Peter en un largo gemido cuando Tony se movió lo necesario y lo besó hasta que le dejó sin oxígeno. Se corrió entre su abdomen y el músculo vientre del mayor. Cerró los ojos con tanta fuerza que todas las estrellas volvieron a brillar para él. 

Tony, en cambio, tuvo que moverse veloz y salir de Peter antes de disfrutar su propio momento. Sucio, largo, caliente y casi aniquilador orgasmo. Manchó sus piernas y las pálidas y perfectas piernas de Peter Parker. 

—Yo- 

—Cállate. —ordena Tony mientras sale de la cama y va por una toalla limpia. 

Y aunque no es mucho lo que hace, procura que al menos no sea tan pegajoso el acomodarse juntos.

Peter lo ve, atento y expectante. Y cuando Tony ya es capaz de oír sus pensamientos, lo están besando. Y se deja arrastrar en un húmedo beso donde chocan sus dientes, donde lamen su lengua y Tony está listo y preparado para comerse el dulce banquete que se ha expuesto por y para él.

—Tony... —muge Peter cuando este se ha subido sobre él y le está lamiendo el cuello, alterando su sentido arácnido, poniéndolo alertar ante sufrir un feroz ataque.

Tony no se detiene, continúa y aunque está decidido, titubea. — ¿Te molestaría mucho si hago algo?

— ¿Qué más puedes hacerme? —musita más para sí mismo que para Tony.

Para el mayor es un pase libre y toma entre sus manos aquel par de pequeños pechos que han estado en su cabeza desde tiempos remotos. Los aplasta lo suficiente para que Peter exclame agonizante y entonces los mete a su boca. 

La cabeza de ambos explota. La barba le raspa y aunque no succiona, sus terminaciones nerviosas se agitan ante el violento contacto. Para Tony controlar la terrible necesidad de morder es casi un logro, aunque no puede evitar cerrar los ojos y sentirse como un satisfecho pervertido que ha logrado su cometido. 

Lo siguiente, es de esperarse. Tony Stark está nuevo entre sus piernas y Peter Parker se asombra lo mucho, muchísimo, que su cuerpo se puede doblar para que puedan besarse aun cuando una de sus rodillas golpea constantemente contra su mejilla.

Parece ser que ningún tipo de contacto es suficiente. Todo lo que ambos saben es que quieren más, que necesitan estar más cerca del uno del otro, que sí no le toca, sí no le besa, van a morir. 



De noches estrelladas. [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora