No, no es romántico.

210 30 1
                                    

Peter Parker, un genio solitario, confundido y de silencioso andar, se estrelló contra el mundo la noche de víspera de año nuevo. 

Y sobrevivió por la buena señora May, quién le consoló cuando fue expulsado de su beca del MIT por un sorpresivo embarazo adolescente. Ella le acogió lo suficiente para sobrevivir. 

Pero Peter no tiene ganas de recordar el pasado. Así que coloca más queso crema en el sándwich de su tarde mientras su computadora termina de subir los nuevos avances que ha hecho en su fantástico trabajo desde casa. 

Y en un instante, todos los vellos de su nuca se levanta y deja con sumo cuidado el cuchillo de la mantequilla en la repisa. Respira profundo y detecta el aroma a colonia después de afeitar. Sonríe, tranquilo y buscando paciencia. 

— ¿Sabes que es ilegal entrar por las ventanas? —le pregunta al individuo que se tensa al escuchar su voz. —Puedes tocar la puerta.

Tony Stark, con su endo-simbiótica armadura, lo ve furioso. — ¿Cómo puedes estar tranquilo después de lo que me has hecho?

— ¿Disculpa? Yo no te he hecho nada. 

— ¡Tuviste un hijo mío! 

Peter entrecierra la ojos. —Escucha, Tony. —respira paciencia. —No fue a propósito, fue un accidente del cual me hice completamente responsable. 

— ¿No pensabas decirme?

Peter se ríe, resopla en su cara y regresa a la cocina. Tony va detrás, siguiendo sus pasos. — ¿Cómo-

—Escucha, nadie te está obligando que a te hagas responsable, he podido solo y lo seguiré haciendo. —le corta de inmediato. —Sí quieres ser parte de su vida, bien. Sino, también.

— ¿Ir por ahí pretendiendo que no existe?

Tony observa como Peter coloca una mano en su cintura y con la otra se apoya en la encimera. —No podía mentirle sobre su origen y él había decidido olvidarlo, hasta ese día en el parque. 

— ¿Solo así y ya? 

—Mierda, Tony. —suspira. —No sé que decirte... es tan extraño para ti como para mí. 

—Dijiste que-

—Me hice a la idea de que llevaría una parte tuya para siempre, sí. —sonríe. —Tenía diecisiete años y estaba perdido...

—Es-

—No es romántico un embarazo tan joven, pero realmente... no cambiaría nada. 

—Lo dices solo así.

—Solo así ocurrió. —sonríe sin complicaciones. —Aprendí a tomar lo que la vida me de, Tony. Adáptate y sobrevive. 

Tony se da cuenta que Peter lleve otro suéter gigante y que desde la última que le vio, una semana para ser más exactos, luce un poco diferente. —No estoy seguro sí es lo que quiero para mi vida. 

Peter le observa unos extensos segundos y Tony es capaz de ver en sus ojos un rastro de nostalgia. —Sé que eso le afectara un poco, pero estará bien, no solo es un chico listo, es un chico fuerte.

—Es un chico fantástico, ¿todos esos poderes vienen de mí?

Peter continúa preparando sándwiches de queso crema. —Sí, ¿de quién más? —declara sin voltear a verle. 

— ¿Puedo sentarme? 

— ¿Qué? —esta vez si voltea a ver. — ¿Entraste a mi hogar violentamente y ahora preguntas si te puedes sentar?

Mientras se encoge de hombros, asiente. —Yo-

—Claro, puedes sentarte. —y Peter le demuestra la sencillez de su carácter. — ¿Té?

Ha transcurrido una larga semana donde Tony Stark navega en la incertidumbre  y la sorpresa. 

Años de ser un reconocido playboy donde centenares de damas y caballeros han desfilado en su cama. Noches interminables de derroche y de pasión. Sexo consensuado y a veces semi consensuado, pero horas enteras dedicadas a las artes amatorias sin consecuencia. 

Donde siempre se aseguro de dejar todo en un solo sitio y así evitar llegar a su situación actual. 

Para Tony Stark nunca tuvo importancia reproducirse, lo veía como una pérdida de tiempo absoluta. Crear otro ser humano que consuma su energía, que acapare el tiempo que podría estar utilizando para formar nuevas alianzas, crear nuevos contratos que sigan aumentando su extensa y absurda fortuna. 

Realmente en su ajetreada agenda de monopolizar el mundo no cabía un mocoso que exigiera de su atención. 

Pero, un pero grande y decente, ahí estaba. Un mocoso, no, no. Un super mocoso, sangre de su sangre llevado al siguiente nivel. 

—No estoy seguro si esto va a funcionar. —declara cuando regresa a la tierra y nota que ha comido más cuatro sándwiches de queso crema. 

—En eso están de acuerdo. 

— ¿Me odia? 

—No. —le aclara despacio. —Pero tiene tu temperamento, así que comprenderás que es difícil lidiar con alguien exactamente igual a ti. 

Tony no sabe si tomar eso como ofensa, así que suspira y hunde su rostro en contra de sus palmas.  —Mierda.

—Sino estás seguro, mejor dejar esto así, ¿sabes?

—Me irrita tu tranquilidad. —declara. —No puedes decirme que tengo un hijo y pedirme que lo deje solo así. ¡No es así como funciona!

—Este encuentro fue mera coincidencia, puedes vivir tu vida como si nunca hubiera pasado y eso evitaría que le rompas el corazón a mi hijo siendo intermitente.

— ¿Qué?

—En la paternidad estás o no. —aclara.

Tony Stark lo sabe, su padre fue así. 

Pero Tony Stark no es su padre, además, su padre no era tan ambicioso como el propio Superior Iron Man.

—Podríamos intentar, sí Archie quisiera.

Peter contiene la respiración un par de segundos. —Si quiere, sí. 

—Ni siquiera te recuerdo, ¿no te parece romántico?

Las cejas de Peter se arrugan. —No, no es romántico. 

La cocina huele a té negro y queso fresco. —Yo- bueno, creo que es momento de hablar con él.

—Solo una cosa. —Peter deja de sonreír y coloca el cuchillo de mantequilla sobre la mesa. —Sí te atreves a romperle el corazón, voy a destrozar cada parte de ti que no quedará nada para recordarte.

Tony Stark, SIM para los enemigos, siente un terrible escalofrío cuando Peter vuelve a sonreír como si una cruda amenaza no hubiera salido de sus rosados labios. 



De noches estrelladas. [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora