Ligero.

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—No es que me este comprando, no

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—No es que me este comprando, no. —aseguró Archie mientras subía el cuello de su abrigo. 

—Claro que no. —murmuró Peter bajando el gorro de afelpada lana que usaba Morgan. 

—Tiene su estilo, ¿no? —Archie pegó la nariz a la ventana del vehículo mientras se terminaban de estacionar frente al maravilloso Tschuggen Grand Hotel, Arosa, Suiza. Propiedad, por supuesto, del fantástico Tony Stark.

Los miembros del hotel, enfundados en elegantes trajes, se agruparon a prisas cuando el vehículo se detuvo. Peter vio como Archie se encogía un poco bajo la docenas de ojos que esperaban deseosos conocer, en vivo y a todo color, al más sorpresivo y esperado heredero. 

Pero Peter también vio como Archie se engrandecía cuando lo empezaron a rodear. Sonreía con facilidad, daba firmes apretones de manos y asentía con seguridad cuando Iván, quién se había presentado como el director de aquel lugar, le iba presentando a los encargados de áreas, quiénes se ponían todos a su entera disposición.

Cuando fue el turno de Peter, no fue capaz de evitar el escalofrío. Decenas de ojos hambrientos, unos llenos de emoción y un par con algo de envidia. Había una delgadísima línea de diferencia entre el trato de Archie y las menos animosas palabras hacia Peter.

— ¿Dónde está Tony? —preguntó Archie mientras se dirigían a los elevadores.

—No creo que tarde en llegar. —contestó Peter sin afán. 

—Dijo que no tardaría, que incluso llegaría primero. —rebatió.

—Tranquilízate. 

Al entrar al piso completo que se les había asignado, Archie casi corrió a todo el mundo que parecía comprometido en rodearle. Medio agradeció y aseguró que ellos mismos recorrerían el lugar. Era gigante, con vistas panorámicas hacia todo el complejo y las montañas; incluía cocina, comedor, balcones, un acceso directo al teleférico. 

—Estas son las habitaciones del jefe. —aclaró Friday uno vez terminó el escaneo que Archie pidió.

Desfasados por las diez largas horas de viaje, Peter y Morgan, humanos mortales, deciden tomar una merecida siesta hasta la cena. Archie, en cambio, rondó con desconfianza aquel lugar. Investigó el interior de cada habitación y fue capaz de conectarse al servidor desde su celular. 

Cuando Peter volvió a abrir los ojos, Archie estaba en el balcón, cargando a la despierta Morgan que miraba con interés los copos de nieve que se acumulaban en los bordes. 

Peter había accedido a aquellas vacaciones no porque Tony y Archie hayan pasado larguísimas horas suplicando que aceptara, no. No le parecía correcto, es decir, Tony y Archie eran un centro de atención andante, donde sea que estuvieran tendrían los ojos encima y Peter aún no está seguro sí ya quiere que el mundo se entere de aquello. 

De noches estrelladas. [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora