La bebé agita las manos, hace un extraño movimiento con sus labios y finalmente abre los ojos. Tony Stark no deja de verla, el temido momento llegó.
Trabajaban un par de horas extras con Peter para finalmente encontrar a Wanda y detenerla. Tenían el algoritmo casi resuelto, pero una larguísima cena y una exagerada cantidad de pastel, noqueó a Peter sobre el escritorio. A Tony no le molestó en lo más mínimo que se haya dormido mientras trabajaba, entendía que era aterradoramente agotador alimentar a otro humano.
No le preocupó hasta que cayó en cuenta que la bebé dormía en Norland a unos escasos centímetros, era cuestión de minutos que despertará e interrumpiera el sueño de Peter. Sin mencionar que lloraría, o se ensuciaría el pañal, o haría cualquier cosa que hace un bebé y que Tony Stark no tiene ni la menor idea de como solucionar.
Ha visto, sí. Pero ha sido un espectador lejano, sin interés en como lidiar con un mini humano que llora para ser alimentado, apachurrado. Tony junta las cejas cuando los marrones ojos de la bebé caen en él, como sí tratara de reconocerle.
—Hola. —murmura a fuerzas cuando la bebé no deja de verlo. —Es demasiado tarde para despertar a tu hermano y tu papá duerme tranquilo, así que te agradecería que sigas en silencio.
La bebé mueve una pequeña pierna como respuesta.
—O que sigas, durmiendo. Como prefieras.
Quiere volver a su trabajo, pero de la bebé salen ruidos inentendibles y tiene que seguir viéndola. —Oye, Mooo.... —gruñe. —Moony, realmente te agradecería que no hagas ruido.
Se llama Morgan, sí. Pero Archie un día jugó con su nombre y el mote de Moony nació. Parecía que todos estaban más relajados llamándole así. Así que para Tony fue más fácil dirigirse hacia ella por el mote.
Moony sigue viéndole. Arruga la nariz y Tony pronostica llanto. Se levanta, contra su voluntad, y se acerca a Norland. Dice que está seca, que solamente despertó porque sus ciclos de sueño empiezan a cambiar nuevamente. Maldice no ponerle a la carriola la suficiente inteligencia para leer la mente de la bebé.
Vuelve a hacer un gruñido y Tony tiene que inclinarse para poder verla más de cerca. —Por favor, no llores. —pide suavemente. Pero su voz no tiene el mismo efecto que la de Peter, así que Moony boquea, lista para llorar.
—Me lleva... —no termina de maldecir. Sus manos entran en acción y por naturaleza se asegura de sujetar perfectamente la cabeza de la mini humana. La palma de su mano abarca casi la totalidad de la pequeña espalda.
Tony gruñe, maldice un poco y no puede dejar de pensar en Archie.
El niño es el responsable que el grandísimo, fantástico e indestructible Superior Iron Man, ahora este en un lugar olvidado por Dios, arrullando a una diminuta humana que babea su camisa de más de trescientos dólares. Todo es por Archie, sí no existiera, Tony posiblemente estaría alcoholizado, o drogado, o ambas.
No estaría siseando para que Moony sigue tranquila, moviendo manos y dedos, observando todo el lugar con sus bonitos ojos, que lucen exactamente como los de Peter. Tony no sentiría lo liviana que es, lo indefensa que luce entre sus manos. Lo desproporcionada que es aquella imagen, un fortachón hombre de dos metros sosteniendo a un ser diminuto, frágil.
Morgan se agita un poco y Tony tiembla. Los cabellos de la bebé son delgadísimos y hay un fantástico aroma a lavanda emanando de ella. La cabeza de Moony se acomoda en el espacio de su cuello y hombro, no se duerme porque sigue escuchando los balbuceos que hace, pero se queda ahí, escuchando los latidos de su alocado corazón.
Es extraño, pero no es incómodo. Nunca en su vida había cargado un bebé. Nunca se imaginó haciéndolo. Pero ahí estaba, meciéndose lentamente, controlando su fuerza para sostener a la bebé sin a apacharla, se imagina que tal vez, solo tal vez, así pudo haber sido con el larguirucho de Archie. Pudo haber alcanzado en las palmas de sus manos, quedarse en total silencio y sentir la acompasada respiración, indicador que está bien, que se siente segura.
Y se queda ahí, meciéndose en silencio, partiendo a lugares que existieron y que nunca podrá experimentar. No es que quiera, solo... saber cómo hubiera sido estar ahí.
Peter se despertó desde la primera oración, pero se negaba a interrumpir la primera interacción entre Tony y Morgan. Y luego, se negaba a creer lo que sus ojos veían.
Un caliente líquido se regó en su estómago cuando vio al musculoso y malvado hombre inclinarse en la carriola, sus extremidades se enfriaron cuando vio la delicadeza que existía en esos brazos indestructibles. Lo veía y solo no lo creía.
Tony Stark, desequilibrado hombre de negocios, daba palmaditas casi invisibles en su pequeña bebé. Lo hacía todo exageradamente despacio y Peter se rehusaba a interrumpir el momento, solo grabaría en su memoria el noble gesto que nació en un casi deshumanizado hombre.
Pero Morgan piensa lo contrario. Suspira profundo avisando que el sueño la ha vuelto a capturar y Tony se gira antes que Peter pueda reaccionar. Se ven un microsegundo, lo suficiente para que Tony enrojezca con fuerza, y se aclare la garganta a prisas.
—Eh- yo-
Peter sonríe. —Gracias, no había escuchado. —truena los huesos de su espalda mientras endereza la postura.
—No lloró. —asegura Tony acercándose con pasos lentos. —Es decir, no dejé que llorará.
A Peter se le enfría el estómago nuevamente cuando Tony camina hacia él con Morgan en brazos. Se inclina y se la entrega con una ternura que nunca esperó ver en Tony Stark. La recibe casi temblando, sonriendo porque el rostro de Morgan es de total relajación, satisfecha de haber sido atendida, consentida.
—Deberíamos dejar esto hasta aquí. —dice Tony después de un par de segundos. —Estamos cansados.
Peter asiente, poniéndose de pie y ordenándole a Norland seguirle. —Yo... gracias.
—Ni lo menciones. —ordena Tony a medio taller, con los hombros rectos y el rostro florecido. —Que descanses.
—Tu también, Tony. —Peter vuelve a sonreír, sonrisa que no desparece ni cuando su cómoda cama le recibe.
Tony se queda ahí, sufriendo su crisis de ausencia en total silencio.
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De noches estrelladas. [STARKER]
FanfictionTony Stark, héroe en sus tiempos libres y antihéroe en sus tiempos ocupados. Reinventó el termino de vanidoso y redirigió el concepto de narcisismo. La víspera de Año Nuevo, allá en Berna, no solo cometió un par de errores que traerían consecuencia...