Nunca nada.

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—Esto es una locura, Olivia, por Dios. —Peter tiene jaqueca. —Tienes que detener esto.

—Te lo he dicho, deja que los abogados se entiendan. —ella ni se inmuta. —Ahora, sí me disculpas, vine a hacerle visita a Morgan. 

Son las cuatro de la tarde del día lunes. 

Resulta que la fantástica tía Olivia Mountbatten llegó a la conclusión que Peter Parker no era un padre competente, no al menos con las compañías que tenía, y que la pequeñísima Morgan no se encontraba en un lugar seguro para tener una infancia feliz y un crecimiento adecuado. Así que decidió que nadie mejor que ella para darle a su sobrina lo que su hermano hubiera querido.

— ¡¿Estás loca?! —mastica Peter cuando Olivia sale de la habitación de Moony. — ¿Cómo te atreves a demandarme?

—Peter, no deberíamos hablar de eso, que los abogados se entiendan. —murmura casual.

— ¿Abogados? ¿De qué estás hablando? —está hirviendo en furia. —Te abro las puertas de mí casa, ¿y es así como decides actuar?

—Corrección, es la casa de Morgan, porque la compraste con su dinero. —parpadea mucho al hablar. —Y sí es por eso, puedo marcharme en este mismo instante-

— ¿Es qué pensabas quedarte después de demandarme? —ironiza. —Morgan es mí hija, es mí sangre, ¿Qué te hace pensar qué podrás quitármela? 

—Deja que los abogados se entiendan, Peter. —ella continúa con su frío semblante. —Pero hay suficiente evidencias que demuestran que no estás en condiciones de darle una sana crianza a mi sobrina. 

—Te juro que vo-

Ella levanta la mano, en el terrible gesto de callarlo. —Créeme, hago esto por el bien de Moony, es lo que Morgan hubiera querido.

Al menos recuperó un poco de paz cuando se fue. Su cabeza empezó a buscar cuál es la razón para que tan loca mujer crea que puede quitarle su bebé. ¿Qué diablos está pasando? ¿De verdad se drogará como insinúo Archie?

La única persona a la que podía recurrir estaba lejísimos y no quería interrumpirle y arruinarle tan importante ocasión, así que recurrió a su olvidado amigo.

— ¿Hablas en serio? ¿Puede hacer eso? —pero Steve está más perdido que él.

—No lo sé... —murmura Peter enterrando los palillos chinos en la cajita de comida que Steve Rogers trajo para cenar. — ¿Qué voy a hacer?

—Primero que nada, contratar un abogado. —Steve tiene el rostro serio, el mismo con el que da ordenes. —Sí necesitas que testifique que eres el mejor padre del mundo, puedo hacerlo.

— ¿Testificar? —Peter trata de sonar tan desesperado.

—Sí, en el juicio. —aclara Steve. —Porque supongo que habrá un juicio, ¿no?

Steve no fue de gran ayuda, pero al menos le acompañó. 

Tampoco le comunicó a Archie, su temperamental hijo no debía enterrarse de las terribles y verdaderas intenciones que la tía Olivia tenía. Así que sobrevivió al larguísimo fin de semana, soñando que largas figuras negras entraban por las ventanas y trataban de robarse a su bebé.

El día lunes reapareció, porque quería compartir con Morgan y para preguntar sí ya tenía abogado, que por una consideración a ella, que debía regresar a Londres, comenzarían el proceso lo más pronto posible y que sí le interesa algo, al menos debería iniciar a preparar su defensa. 

De noches estrelladas. [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora