Accidit.

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—Tony. —le llama la voz de Pepper. — ¡Hey! ¡Tony!

Despega la mejilla del escritorio y enfoca la mirada en la delgada mujer metida en un apretadísimo traje blanco. — ¿Ahora qué quieres? 

—Tienes que ver esto. —anuncia lanzando un holograma que muestra la recepción de la torre. — ¿Es él?

Sus ojos brillan al notar quien llegó a la guarida del lobo por sus propios medios.

—Es él, ¿verdad? —insiste Pepper. —Quiere verte. 

—Déjalo subir. —pide arreglando la corbata del decente traje Brioni del día. 

La imagen del holograma cambia y le muestra al mocoso siendo guiado al elevador personal. La mochila cuelga del hombro, lleva sus botas rojas de hule y el largo abrigo de azul marino. Su agudizada vista le da chance de estudiarlo rápidamente mientras sube a toda velocidad y nota que luce casi asustado. 

El din anuncia que ha llegado y camina con largos pasos firmes. Ha crecido al menos dos centímetros más y está un gramo más pálido. 

—Hola, Tony. —saluda  despacio, observando aquella extravagante oficina. 

—Hola, niño. —contesta mientras rodea el escritorio. —Creí que habíamos acordado que no pasearías solo así por la torre.

—Tranquilo, sé que quieres mantenerme el anonimato. —declara sin afán. —Solo dije que era candidato para el proyecto de las pasantías. 

Tony no evita juntar las cejas. —Ese proyecto sale hasta en Septiembre. —Archie sonríe mientras le da un guiño. —Friday... —maldice Tony en voz baja.

—No debiste darme un dispositivo que se conecta a tus propios satélites y a que además es fácil de alterar. —levanta las manos para quitarle importancia. 

—No se supone que ibas a alterarlo. —recrimina. —Y no debería ser fácil.

Archie va paseando por aquel gigante salón. Sus ojos absorben todo lo posible y la curiosidad le obligan a tocar todos los libros y premios que se presumen en aquel lugar. —Ya. —contesta sin voltear a verle.

Tony se fija en reloj y le indica que son las once de la mañana con doce minutos. — ¿Por qué no estás en la escuela?

—La escuela es aburrida. —declara leyendo las fórmulas que permanecen en un holograma perenne. — ¿No debería ser el exponencial la misma medida de fuerza que el portador? 

— ¿Qué? —Tony avanza unos pasos para tratar de entender de qué habla Archie. —Niño, ¿Qué haces aquí? Porque no creo que hayas venido solo a corregir mis fórmulas. 

Archie finalmente se gira y le estudia con sus extraños ojos. —Sé que papá y tú pelearon. —inicia. —Y él se rehúsa a decirme el por qué, así que quiero que tu me lo digas.

Es el turno de Tony de darle la espalda. — ¿Por eso te saliste de la escuela?

—Tú me habías invitado venir a tu torre.

—Tu papá dijo que no. —Archie se encoje de hombros sin dejar de sonreír. 

—Pero henos aquí. 

Hay oportunidades verdaderamente irrepetibles. —Por supuesto, deja te muestro mi laboratorio. 

Cancelando cualquier actividad que Pepper haya planeado para la tarde, Tony se interna en su privado laboratorio en compañía de Archie. 

Recorren el área casi olvidado del ensamblaje, donde una vez Tony armaba sus Marcs, antes que se funcionara con el virus y ahora tuviera una endo-simbiótica armadura por debajo de la piel. Le muestra planes sin concluir, dibujos sin color y fórmulas sin organizar.

De noches estrelladas. [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora