Realmente.

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No es necesario ser un genio para saber que algo anda mal. 

Pero Peter es lo suficientemente empático para entender que Tony Stark se reserve las cosas. Sabe que están invadiendo su ultra espacio personal y solo con eso ya debe de ser suficiente para el millonario. 

Realmente no pasa nada sí Tony Stark, SIM de vez en vez, haya sido derrotado por una mujer. ¿O será tan débil su masculinidad que eso le ha realmente afectado?

No cree, Tony Stark no es tan ególatra, bueno no el Tony Stark que habita al fondo de sus recuerdos. 

Cuando Archie baja corriendo las escaleras, con la remera atorada en la cabeza y terminando de ponerse las zapatillas deportivas, Peter regresa a la realidad. 

— ¡Oh, Dios! Es tardísimo, tardísimo. —exclama el niño desatorando el sudadero y metiendo en su mochila los alimentos extras que Peter le prepara. — ¡Hasta luego, papá! —desaparece en un parpadeo y Peter rueda los ojos. 

Sí fuera un niño normal, deberá tomar al menos un taxi para llegar a tiempo, pero como no es un niño normal y definitivamente es un niño obediente, Peter sabe que Archie cruzara en un solo parpadeo las ocho cuadras que lo separan de la escuela. 

Se dispone a guardar los alimentos sobrantes pero se da cuenta que pasan de los ocho de la mañana y no hay rastros de Tony por ningún lado. Quiere seguir con su deber, pero algo dentro de él, y no el bebé, se agita y suspirando sube las escaleras, posiblemente este dormido en el taller o haya salido, pero Peter seguiría más tranquilo con su día si comprueba que Tony está bien. 

O al menos un poco mejor que el día anterior. 

La puerta de la habitación del mayor está abierta y es fácil entrar en aquel lugar donde la colonia después de afeitar domina. Hay un par de libros sobre algunos libros y una holograma con la Mark54 flotando en una esquina. El enorme plasma empotrado en la pared reproduce las noticias de la mañana con el mínimo de volumen. 

La cama está deshecha pero no hay rastros del hombre, no hasta que escucha el agua correr y una maldición venir desde el baño. Avanza hasta llegar a la negra puerta y toca suavemente. — ¿Estás bien?

Otra maldición y la puerta se abre. —Sí, estoy malditamente bien. —contesta un feroz Tony. —Esto de usar la mano izquierda es una mierda. 

Tiene las mejillas llenas de espuma de afeitar. El espejo manchado, el lavabo húmedo y las rasuradoras esparcidas le indican lo que trataba de hacer. —Sí quieres, puedo ayudarte. —anuncia. 

Los celestes ojos de Tony se abre por un microsegundo y después ruedan. — ¿Siempre tienes que ser así? —y aunque se nota el mal humor, se quita de la puerta, para que pueda pasar. 

— ¿Así cómo? —pregunta Peter mientras coloca toallas en el lavabo para deshacerse del exceso de agua que esta próximo a manchar el piso.

—Así de servicial. —y le extiende la maquinilla. 

Peter sonríe y la toma. —Creí que tendrías de esas modernas maquinitas que solamente se deslizan. —obviamente es la mejor marca del mercado y brilla por su filo. 

—Me gusta el sonido que produce el rastrillo, además, son más precisos para delinear mi barba. —Tony se acomoda en el lavabo pero, evidentemente, por su altura queda fuera del alcance de Peter. —Mhm, veamos. 

— ¡Oye! —se altera Peter cuando es tomado con delicadeza por su extinta cintura y colocado suavemente sobre el lavabo. 

—No esperabas que me agachara, ¿o sí? —en ese  instante Peter nota que Tony tiene atorada la remera en la escayola. —Espero no te hayas mojado los pantalones. 

El sonrojo es violento, desde la nacimiento de su cabello hasta el cuello. — ¡¿Eh?!

—Por el lavabo. —Tony señala con la mano sana las manchas de humedad en el mueble. 

Peter inclina el rostro, niega y se aclara la garganta. —De acuerdo, solo mejillas. 

—Tendré que asesinarte si te atreves a quitarme la barba. —amenaza y Peter vibra con la risa. 

—De acuerdo, ven acá.

Es solo la sombra de un barba que se cerraría completamente si Tony la dejara. Desliza el rastrillo y lo enjuaga despacio, con el ruido del agua que se agita dentro del lavabo y la suave respiración de Tony. Delinea lentamente el candado y traga pesado cuando se fija que los labios de Tony son rosados, gruesos y el aroma a dentífrico mentolado escapa de ellos.

En la intimidad de aquel acto, la memoria de Peter le traslada a esa noche casi olvidada. Su noche de suerte. 

—Un dólar sí me dices lo que piensas. —nota el suave movimiento de labios  y la sonrisa que se forma. 

—Que puedes pasar un par de días sin rasurarte. —miente.

—Tú te ofreciste. —y se hace hacia atrás. Pero Peter es más rápido y coloca una mano en el desnudo hombro, reteniéndole. 

—No me molesta hacerlo, solo que no pasa nada si estás convaleciente un par de días. —contesta deslizando una toalla para eliminar el exceso de espuma y comprobar que su trabajo este bien hecho. —Nadie dirá nada. 

Tony bufa y es inclina hacia el espejo, ve a ambos lados para verificar que todo este como tenga que estar. —Mjum, muy bien trabajo señor Parker. 

—De nada, señor Stark. —toca la remera y tira lentamente. —Deja te ayudo con eso. —abre la prenda lo suficiente para que pueda salir sin lastimar el brazo. —Y sí necesitas ayuda, solo llámame. 

—Voy a tomar una ducha. 

Los ojos de Peter se abren, sorprendidos. —Yo-

—Gracias, pero necesito que salgas. —contesta divertido. 

Peter se baja lentamente y sale con silenciosos pasos del baño. 

Regresa a la cocina y ordena todo mientras prepara el desayuno, mientras obliga a su mente a viajar a lugares lejísimos, lugares que le mantengan realmente a salvo. 



De noches estrelladas. [STARKER]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora